Siempre se ha dicho, y con razón, que el hombre es del tamaño de sus pensamientos. Por ello es tan nocivo el sistema educativo latinoamericano, en especial el colombiano, pues privilegia la memoria y no estimula la creación y el pensamiento, como sí lo hace la educación en Finlandia, Suecia, Alemania. Después de décadas en el error, son contados con los dedos de las manos los profesores que tenemos capacitados para desarrollar creatividad, la inmensa mayoría son fijadores de información y evaluadores de memoria.
David J. Schwartz escribió en 1959 el libro “The Magic of Thinking Big” – La magia de pensar en grande – que es aún el gran referente en los programas de formadores de desarrollo de la creatividad, cuya lectura y aplicación recomendamos a todos los lectores de Unicentro Contigo por su enorme utilidad.
El texto comienza por recordarnos la importancia de ser conscientes de que somos mucho mejores de lo que creemos ser, esto es fundamental para generar un modelo constructivo de pensamientos para el éxito. Las personas exitosas son seres normales que han aprendido a creer en sí mismas y por ello se atreven a pensar en grande, saben que hay que aspirar a ser Papa para llegar a ser obispo, no se puede soñar con menos si no se quiere ser un simple sacristán.
Un segundo paso para comenzar a pensar en grande es eliminar la “excusitis” de nuestra forma de pensar. Todo el mundo se excusa en algo para no atreverse a una aventura mayor. Así hay excusitis por razones de la edad – soy demasiado joven o demasiado viejo -, a lo que bastaría con recordar la célebre frase de Martin Luther King: “Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol”. Otra excusitis frecuente es por razones de salud, cuando deberíamos estar agradecidos por la salud que tenemos,más graves están otros que nosotros.
Quizás la excusitis más común y dañina es la de la inteligencia, expresada con un ‘yo no tengo la capacidad de’. Un exitoso se diferencia del resto por el manejo del pensamiento, el exitoso nunca subestima su propia inteligencia, ni sobreestima la de los demás. Descubre sus propios talentos superiores y se concentra en explotarlos bien. Sabe que sus actitudes son más importantes que su inteligencia. Busca las razones por las que sí puede hacerlo, nunca por las que no puede, y así, inconscientemente crea el hábito de pensar en grande.
Los exitosos saben que la habilidad de pensar es mucho más valiosa que la habilidad de memorizar. Utilizan su mente para crear y desarrollar ideas y mejores formas de hacer las cosas. Los no exitosos persisten en el error en el que fueron inducidos por el modelo educativo que recibieron, basado sólo en memorizar, eso los vuelve miedosos, están mentalmente castrados.
Debemos construir confianza y destruir el miedo porque ese es el que nos impide aprovechar las oportunidades, nos consume la energía física, nos enferma y nos impide hablar cuando y como toca. El miedo nos genera pensamientos negativos sobre nosotros mismos y estos actúan como monstruos mentales que nos paralizan. Vacúnese contra el complejo de culpabilidad acostumbrándose a hacer lo que su conciencia le dicte. Valórese, no se venda barato (no se autodevalúe), concéntrese en sus ventajas competitivas, utilice siempre un lenguaje positivo al hablar de usted y de los demás, piense que su trabajo actual es importante, ya que su próximo ascenso depende en buena parte de su actitud hacia su trabajo actual. Haga todo esto y no le faltarán cinco centavitos para el peso.