Es increíble, luego de muchos meses, años, previendo y luego padeciendo esta crisis social y económica que vive la ciudad, nadie del sector privado y, menos, del público, tiene claro lo que hay que  hacer. Los congresistas se desmarcan de sus compromisos y ni presencia hacen en las citas a las que se creería que les correspondía asistir, como fue el caso de la visita de la Comisión Segunda de la Cámara de Representantes al concejo municipal.

El facilismo ancestral hace que culpemos de todo al gobierno central por desatender nuestras necesidades, aunque nosotros mismos no las tengamos claras y las podamos priorizar. Para muchos la solución es eliminar el IVA, para otros internar aduaneramente vehículos venezolanos, unos más piden que se abra la frontera, otro tanto que se mantenga cerrada; que llegue dinero a raudales para obras públicas y con ello mayor circulante y algún empleo temporal (mientras se hacen tales obras), pero muchos dicen que buena parte de esa plata no se aplica debidamente. En fin.

Es el momento de la coherencia y de la humildad, hay que abrir espacios para escuchar propuestas distintas a las tradicionales. Que las hay, y muy buenas. No hay tiempo que perder con actitudes prepotentes y de gran suficiencia que no hacen más que atrasarnos en la conquista de un desarrollo más aceptable, ya es suficiente con los veintidós años perdidos por no saber usar el más importante y poderoso recurso legal que haya tenido Cúcuta en su historia, como la Ley 191 de 1995.

Los gremios deben hacer causa común con el concejo municipal, llegó la hora de hacer historia.

Carmen Elisa Ortiz Caselles
Gerente General