SICOLOGIA | To d o , absolutamente todo es objeto de estudio científico en el mundo en que vivimos: ahora a la ciencia le ha dado por escudriñar la verdadera naturaleza de eso que conocemos como amor a primera vista. Entonces nos preguntan si recordamos cómo fue esa primera mirada que nos dimos con nuestra pareja. ¿Usted recuerda ese instante?
Según el estudio, si la primera vez que vio a su actual pareja se quedó mirándole fijamente el rostro, usted estaba inspirado en un amor romántico. Si le recorrió el cuerpo con su mirada, entonces lo que lo animaba era la lujuria. Pero no se inquiete si fue esto último porque eso es lo más natural del mundo.
El último resultado sobre esta investigación – realizada por la Universidad de Chicago – viene a decir que la manera en la que se mira a una persona del otro sexo determina si se hace con lujuria o con amor. De este modo el amor y/o el deseo estarían en la mirada. Hasta acá uno pensaría que es una perfecta tontería gastar miles de dólares en estudios para descubrir el agua tibia, pues es inconcebible el amor sin lujuria, son dos cosas que vienen apareadas, para usar un término afín. Vale decir, los mejores amores sonlos lujuriosos, indiscutiblemente.
Pero los científicos insisten en diferenciarlos, basados en estudios de la conducta humana relativos al sexo o al amor, y sostienen que hay una simple explicación biológica en todos los rituales de apareamiento, no solo entre hombre y mujer sino, también, entre parejas del mismo sexo Al parecer, el patrón de mirada es distinto en cada caso y se puede distinguir con facilidad. El patrón de mirada que tiene alguien que mira a un extraño que pueda ser una posible pareja romántica tiende a concentrase en el rostro. Sin embargo, cuando la vista se centra el cuerpo de ella o de él se delata un deseo sexual. Estos patrones se revelan en un tiempo muy corto, pues puede bastar medio segundo, o menos, para que un hombre normal experimente deseo o fantasee con una bella mujer que acaba de ver por primera vez. Insistimos: esto es lo normal. Lo anormal sería que no lo hiciésemos.
Estudios previos han demostrado que el amor y el deseo activan diferentes redes neuronales del cerebro humano. Esto lo han verificado con ejercicios en las que se realizaron dos tipos de experimentos para poner a prueba los patrones de mirada en dos estados emocionales y cognitivos diferentes, estados que normalmente son difíciles de distinguir entre sí: amor romántico y deseo sexual.
A unos estudiantes voluntarios, tanto varones como mujeres, se les solicitó que vieran una serie de fotografías en blanco y negro de personas que no conocían. En la primera fase los participantes veían fotos de parejas jóvenes heterosexuales que se miraban entre sí. En la segunda fase los voluntarios veían fotos de individuos atractivos del sexo opuesto que miraban directamente a la cámara. Ninguna foto era de desnudo o erótica. En ambos casos a los participantes se les situaba frente a un monitor de computador y se les pedía que decidieran de manera precisa y los más rápidamente posible si la persona de la foto despertaba deseos sexuales o románticos en ellos.
El estudio no encontró diferencia en el tiempo necesario para juzgar si una posible pareja despertaba deseos románticos o sexuales, lo que indica lo rápido que el cerebro puede procesar ambas emociones.
Sin embargo, los datos sobre el movimiento de los ojos revelaron una marcada diferencia entre ambos casos. Los voluntarios tendían a fijar la mirada sobre el rostro de la foto si la persona fotografiada les inspiraba amor romántico. Pero si les inspiraba deseo sexual entonces la mirada del observador se movía de la cara al resto del cuerpo. Estos patrones se daban tanto en mujeres como en hombres.
Según los autores del estudio, con este trabajo se ha contribuido al desarrollo de biomarcadores que diferencian los sentimientos de amor romántico del deseo sexual gracias a la identificación de los patrones en la mirada. Además, sugieren que este paradigma de seguimiento de la mirada puede ofrecer algún día un nuevo sistema de diagnóstico en psiquiatría y en terapia de pareja.
De manera que cuando sienta esos momentos de tedio con su pareja recuerde muy bien cómo fue esa primera mirada y dése ánimo. O consuelo.
D .R.A.