No parece muy alentador el futuro para el carbón, la tendencia mundial es a alejarse de él como fuente energética y voltear hacia el gas natural porque produce 50% menos de dióxido de carbono por cada unidad de energía generada y su transporte es mucho más económico. Prueba de ello son los megaproyectos (a esos sí se les puede llamar así) que adelantan los holandeses y los japoneses para extraer gas del fondo del mar.
El buque Prelude, de la holandesa Shell, es toda una súper plataforma que mide medio kilómetro de largo y desplaza la misma cantidad de agua que seis portaviones, convirtiéndose en el buque más grande jamás construido. No solo extrae el gas de los pozos submarinos sino que lo licúa a bordo, para lo cual sus bombas sacan 50 millones de litros/hora de agua de mar para el proceso de enfriado.
Ya convertido en GNL es almacenado en sus enormes tanques, cuya capacidad equivale a 175 piscinas olímpicas.