En la comunicación epistolar es donde mostramos nuestra educación y quienes somos. Por más de que vivamos ahora en una época digital, en la que buena parte de las comunicaciones personales se hacen a través de emoticones y mensajes muy breves como en Twitter y Whatsapp, siempre tendremos la necesidad de escribir algo más extenso, bien sea una carta, un memorial, una
propuesta o algo así. Hay que escribir.
En nuestras conversaciones diarias no hay que hacer mayor esfuerzo por ocultar nuestra ignorancia porque hay muchas palabras homófonas, como halla y haya, pero en el lenguaje escrito el asunto demanda mayor cuidado. Aunque esto puede parecerles aburrido y cuestión de poca monta a muchos, lo cierto es que una comunicación bien o mal escrita puede hacer la diferencia entre ocupar un buen puesto o estar desempleado, o desempeñando oficios menores.
Por lo general las personas que reciben una carta nuestra no nos criticarán o señalarán los errores que cometemos, simplemente se burlarán en privado y se formarán una muy pobre idea de nuestra educación.
Nadie nos corregirá porque eso se considera de mal gusto, por ello continuamos repitiendo nuestras burradas por muchos años, así el daño que le hacemos a nuestra imagen escribiendo mal es muy grande y muy grave porque estamos dejando constancia en un papel de nuestra pobre educación.
Veamos algunos ejemplos de los errores más frecuentes: Alternar descuidadamente el tú con el usted. Esto es algo que debe tener bien definido al comienzo, o hace toda la carta con un trato o con el otro, pero nunca debe mezclarlo.
Tampoco debe combinar el singular con el plural, no debe, por ejemplo, escribir ni decir “pedirle a los compañeros” sino pedirles a los compañeros. Este es un error que nos muestra como incultos. Jamás escriba o diga “han habido”, el “han” puede usarse con querido, tenido o cualquier otra palabra, pero jamás con habido. Y menos escribir avido, que solo existe como ávido y significa otra cosa.
No confunda otra vez con a través, ni porque con porqué, ni con por qué ni con por que. Estas son expresiones válidas pero aplicables según cada caso que solo aprendemos a conocer y dominar cuando leemos, no hay otra forma. Por ningún motivo diga o escriba “habemos” porque queda como un perfecto ignorante y, menos, “hubieron” porque queda peor. Estos dos últimos errores son aterradoramente frecuentes. Tampoco escriba o diga vinistes, quedastes, fuistes, llegastes, etc. Esa “s” es fatal.
Es penoso leer una comunicación escrita por una persona profesional que confunde hay con ay y con ahi (sin tilde!) o por alguien que dice “estábanos”. No se atenga a lo que diga el corrector de Word Office porque este programa solo advierte cuando una palabra está mal escrita pero no cuando está mal empleada, es decir, el programa no le va a indicar error cuando escribe hay en lugar de ay porque ambas palabras son válidas en el idioma castellano, pero en el contexto de la frase pueden no serlo.
Aah, y lo de la puntuación es todo un arte, no ahorre comas porque puede cambiarle el sentido a lo que quiere decir. La mejor manera de escribir bien es leyendo a quienes lo hacen bien. Si siente pereza de leerse un libro, léase algunas columnas de prensa destacadas, como las de María Isabel Rueda, Mauricio Vargas, Moisés Naín, Germán Vargas. Haga lo que tenga que hacer, pero escriba bien.