Se escuchan tantas historias de experiencias de amores virtuales que uno ya no sabe qué creer. Se sabe da muchas parejas que se conocieron por internet, se enamoraron, se casaron y, como en los cuentos de hadas, fueron felices y comieron perdices. Pero también se sabe de otras que tantas que han vivido situaciones en extremo complejas por causa da la información falsa que maneja la mayoría de los usuarios de la red.
Más del 70% de las personas que utilizan Tinder y otras plataformas de relacionamiento son divorciadas, separadas o abandonadas por su pareja, de manera que son hombres y, especialmente, mujeres de más de cuarenta años de edad, quienes con estas herramientas buscan acceder a un mercado más amplio de opciones que el que le ofrece su entorno próximo.
Todo puede comenzar con la afiliación a una de las plataformas para buscar pareja o simplemente a alguien le gustó una foto en Facebook. Si las personas viven en la misma ciudad viene entonces un primer mensaje al que se responde por interés o simple cortesía. La mayoría se desinhibe ante el computador, así se conocen, matchean, se encuentran, se gustan. Se buscan en redes sociales, se favean los tuits, intercambian números de WhatsApp, vuelven a salir, suben fotos juntos a Instagram.
Si viven en ciudades o países diferentes la atracción mutua debe pasar a un nivel superior para resistir la expectativa de una visita en un futuro no muy lejano. No llega al 5% la cantidad de casos exitosos, para el otro 95% todo va bien, hasta que una mirada de hastío, una respuesta indiferente o un desacuerdo fundamental marcan el fin de la relación. Alguien manda un mensaje ominoso: «Tenemos que hablar», bloquea a la otra persona en redes, reinstala un nuevo Tinder y todo vuelve a empezar en busca de alguien más.
Son varios los factores que atentan contra la posibilidad de encontrar el amor de nuestras vidas en internet, siendo el más importante la dificultad extrema que da la distancia y la ausencia física para lograr la química necesaria para excitar los sentidos de la pareja. Los seres humanos somos tridimensionales, y si es difícil conocer bien a otra persona solo desde una pantalla bidimensional, más complicado resulta amar y hacerse amar así. Hace mucha falta la presencia real – no virtual – para mirarse, tocarse, olerse, escucharse y saborear un beso.
El otro factor que amenaza a una naciente relación cibernética son las mentiras que se dicen, los hombres tienden a agregarse unos cuantos centímetros de estatura y las mujeres suelen quitarse entre cuatro y diez kilos de peso. El desencanto que esto provoca puede ser demoledor, no tanto por los centímetros o los kilos sino por la evidencia de falta de seguridad en si mismo, lo que anticipa que será una pareja problema. Se hace entonces indispensable desarrollar unos cuantos precursores químicos que induzcan al amor y no dejar todo en manos de la llamada química natural.
Pruebita de amor
En opinión de muchas personas lo más complicado es superar el inevitable momento de darse la inveterada “pruebita de amor”, la cual en este caso es menos gratificante que la que se da en el amor presencial: se trata de compartir las cuentas de Facebook, darse las claves, dejarse esculcar absolutamente todo para demostrar confianza y alto grado de compromiso con la pareja y con la relación.
Niveles
Las relaciones por internet son clasificadas por algunos en ciertas categorías, siendo la más común la conocida como Ghosting, por tratarse de affaires fantasmales de corta duración. Otro nivel es el Haunting, que es cuando el fantasma que nos embrujó por unos días vuelve a aparecer luego de hacerle lo mismo a otras personas.
Textlationship es la relación solo por mensaje de texto, el vínculo se desarrolla enteramente a través de Whatsapp y se queda ahí. No tienen futuro, pero pueden ser divertidas para hablar con alguien nuevo de vez en cuando y, si tienen suerte, pueden pasar a la vida real. Otra etapa se conoce como Slow fade, o desvanecimiento lento, que es una versión del ghosting pero más dolorosa. En vez de desaparecer de golpe, el sujeto va a seguir mostrando interés, pero no va a estar disponible cuando lo necesites.
Un gran riesgo es encontrar a alguien que solo está haciendo Tuning, algo así como quien busca alguna canción en el dial del radio y se pasea por todas las emisoras, siempre va a seguir buscando otras personas.