Giuseppe Paternó acaba de recibir de la Universidad de Palermo un título universitario, algo que siempre anheló tener. Lo extraordinario del asunto es que en su caso ese fue un sueño que acarició por muy largo tiempo, por, al menos, setenta años. Él tiene ahora 96 años de edad y no ha dejado de celebrar su triunfo académico.

Nacido el 10 de septiembre de 1923, en el seno de una familia siciliana de escasos recursos, tuvo que comenzar a trabajar a los 7 años ayudando a su padre en una cervecería. A los 14 se hizo botones y a los 31 obtuvo el diploma de topógrafo en una escuela nocturna, que le sirvió para ser contratado en la compañía estatal de ferrocarriles, donde estuvo trabajando incansablemente 42 años, hasta su jubilación.

Pero nada le había quitado de la cabeza la idea de lograr un título universitario, consideraba que ese era el triunfo mínimo que un hombre debe ría obtener en su vida. Su estrechez económica no se lo había permitido, por lo que aprovechó su jubilación para pagarse sus estudios superiores. Ha terminado la carrera en un año especialmente difícil, pues como consecuencia de la crisis del coronavirus ha tenido que realizar los últimos exámenes de forma telemática. No obstante, ha podido defender presencialmente su tesis, acompañado de sus dos hijos y sus cuatro nietos. 

La fuerza que un sueño y ambición de superación le dan al espíritu de una persona es el motor más potente que existe. ¿Cuál es el suyo?