Es un hecho que luego de un año de confinamiento en casa, viviendo de la manera más relajada posible, será muy difícil que las mujeres estén ansiosas por volver a usar los zapatos de tacón alto y las modas aparatosas que se usaban antes de la pandemia. Igual, los hombres vamos a querer seguir usando la ropa que nos brinde mayor frescura y comodidad.
Ya pronto cumpliremos un año de andar en casa vestidos de la manera más informal y deportiva posible, aunque algo convencional para aparecer en las pantallas de los computadores con quienes conversamos a través de las diferentes plataformas, como Zoom. Los hombres no usan corbata para hacer teletrabajo en casa, ni mocasines de marca, mientras que las mujeres han prescindido de anillos y pulseras para mostrarse en los nuevos escenarios.
Ha sido un año no solo de mayor comodidad sino de gran ahorro en trajes de gala, en gastos de salones de belleza y perfumes. No han sido pocas las cancelaciones de actos sociales y de reuniones formales trabajo en todo el mundo, incluidos los actos de graduación y demás eventos que siempre nos han exigido la mayor elegancia en nuestra apariencia.
Sin embargo, esto no quiere decir que el buen gusto haya desaparecido, por el contrario, se ha afianzado y se aprecia un mayor consumo se prendas que son compradas con el criterio fundamental de la comodidad. Se ha entendido que se puede ser elegante con prendas informales y deportivas, los niveles de exigencia se han reducido y esto es una gran ganancia para todos.