Se ha venido a saber el valor y el precio de todas las cosas que hay sobre el planeta tierra, de todas las propiedades, de todas las empresas, inmuebles autos, etc. Esta es una información que puede resultar muy útil para que todos los agallados que existen en la tierra desistan de su afán por ser los dueños de todo: la revista especializada en el mundo de las finanzas, Forbes, valoró en 142 billones de dólares a la economía mundial en 2019. Nota: billones en su acepción castiza.
Y para acabar de aplancharles los egos a unos cuantos pretenciosos se ha venido a descubrir que un pequeño asteroide llamado Psyche, que se encuentra a 370 millones de kilómetros de nuestro planeta y orbita entre Marte y Júpiter, valdría unos 10 trillones de dólares, una cifra que representa 300 veces la economía mundial.
El artículo publicado en la revista científica The Planetary Science Journal, confirmó lo que ya se suponía del asteroide: que vale más que toda la economía de la Tierra.
Psyche fue descubierto el 17 de marzo de 1852 por Annibale de Gasparis desde el observatorio de Capodimonte en Nápoles, Italia. Su nombre proviene de una diosa de la mitología grecolatina que personifica al alma. Con un diámetro de más de 200 kilómetros, es el más grande de los asteroides de tipo M, que se cree que son ricos en metales, y podría tratarse de fragmentos de los núcleos de protoplanetas que se desintegraron cuando el Sistema Solar se formó.
Según los investigadores, el valor de todos los metales que componen a este asteroide supera el valor de la economía global. Lindy Elkins-Tanton, una de las investigadoras principales de la misión Psyche de la NASA, calculó que tan solo el hierro del cuerpo celeste valdría unos 10 trillones de dólares.
Esto le da sentido a la carrera espacial desatada por los hombres más ricos del mundo, Jeff Bezos y Richard Branson, a quienes muy seguramente seguirán varios más de diferentes nacionalidades. No es propiamente un espíritu aventurero lo que les anima a ser los pioneros en viajar al espacio con fines comerciales sino la ambición por tener más y más poder y dinero. No les basta con todo lo que tienen en la tierra.
Seguramente lo mismo se decía en el siglo XV de los primeros conquistadores europeos que se embarcaron en los primeros viajes a América. En ese entonces resultaba incomprensible que hombres con buena posición económica arriesgaran sus vías viajando a lo que en ese entonces era, literalmente, otro mundo, desconocido totalmente por todos.
La historia se repite medio milenio después. Hay todo un potosí en juego esperando allá afuera por aquellos hombres que se atrevan a ir a explorar en el más allá.