FARÁNDULA | CHEF Y LÍDER

Aunque aparentemente luzca frívolo el debate suscitado por el triunfo de Carla Giraldo en Master Chef en su edición 2021, el tema, por el contrario, es mucho más profundo de lo que parece. Quienes perdieron la competencia y sus seguidores han adelantado una ordinaria campaña de antipatía contra la ganadora porque, según ellos, Carla demostró ser una odiosa arribista, hipócrita, tramoyera, chabacana y otros apelativos de muy mal gusto.

Pero, siendo objetivos, sus críticos están muy desubicados. Master Chef no es un concurso de simpatías ni de belleza. No se trata de que el concurso lo gane quien mejor les caiga a los jurados, ni al público televidente. Es un concurso de cocina, y en esto la técnica de Carla fue superior a sus contrincantes con una ejecución impecable y poco menos que perfecta, a juicio del jurado. Al comenzar el reality y al inicio de la gran final el jurado insistió en que “calificaban platos y no personas”, algo que a primera vista resultaba coherente con el espíritu y el formato del concurso, pues en la final calificaron los platos por sobre las personas. Sin embargo, el público, siempre tan emocional no recordó esta regla del concurso y se dejó llevar por consideraciones distintas.  

El punto es que Carla fue claramente la ganadora y así será recordada en los anales del concurso, a diferencia del resto de participantes, quienes siempre serán “el resto” esto lo decimos no porque seamos loe grandes fans de Carla sino porque le reconocemos ese muy valioso don de la ubicación. Ella sabía muy bien en dónde estaba y a qué estaba jugando, lo cual es una buena demostración de sus inteligencias, tanto de la convencional como de la emocional.

Con ello demostró que no solo es una gran cocinera sino una formidable líder. Esto no lo ve el público ordinario, que solo se fija en las emociones y olvida lo esencial: ¿qué se quería y de qué trataba el concurso?

En la escuela de administración de negocios de Harvard se insiste mucho en este tema. A fin de cuenta no puede manejarse una empresa al golpe de las emociones. Para fijar este concepto se utiliza mucho el video “La parábola del Shadú”, en el que se presenta un terrible dilema moral que debe ser resuelto por el estudiante. Recomendamos buscarlo en la red.

Tener esto claro no es solo importante para ganar un concurso sino para dirigir los destinos de todo un país, de una empresa o, lo más importante, la misma vida nuestra. No se puede andar ni vivir como una veleta, sin un destino ni un norte claramente definido.

Dentro de algunos años se recordará a la ganadora del Master Chef 2021 como una mujer decidida, que desde el comienzo señaló su meta: “Los voy a sacar a todos”. Al reto de concursantes los olvidaremos en unos pocos meses. Esa es la gran diferencia. 

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