En el colegio nos enseñaron que los colores de la bandera nacional representaban el oro que abundaba en nuestras tierras, el azul precioso del cielo colombiano y el rojo era por la sangre derramada por nuestros héroes en las guerras de independencia.

Esa versión sonaba muy poética y romántica, pero estaba lejos de ser verdad. Lo cierto es que la inspiración real tenía más que ver con razones de apasionamiento y amor carnal. No era un amor propiamente espiritual sino carnal el que se tenían el gran precursor venezolano, don Francisco de Miranda, y la hermosa joven Charlotte Corday, una preciosa mártir de la revolución francesa, quien murió a los 26 años bajo la guillotina, acusada de haber asesinado a Marat.  

De ella se sabe que era una mujer preciosa, más bella que María Antonieta. Tenía una hermosa cabellera muy rubia, con unos ojos azules enormes y una boca roja “como la grana”, dicen los historiadores.

Miranda, quien era un hombre fogueado en ml batallas en cosas del amor, la sedujo y enamoró a tal extremo que ella no soportó la noticia de que él la abandonaría para venir a iniciar las guerras de independencia de Venezuela y le amenazó con suicidarse. Cosas de los amores apasionados.

Ante el ruego y la insistencia de Charlotte no tuvo Miranda otra ocurrencia que prometerle que ella estaría siempre presente y junto a él en cada uno de los actos de su vida y para ello, en su honor la llevaría en su bandera. ¿Cuál bandera? Le increpó ella, fastidiada. Dime, esa bandera que ves en el palo mayor de mi barco, ¿qué colores tiene? Veamos. . . amarillo, azul y rojo.

Pues esa bandera eres tú, ya que tiene, el amarillo de tu bella y abundante cabellera, tiene el azul de tus ojos, que parecen un pedazo de cielo, y el rojo de tus labios, que cada día, me embrujan más. Esa sí fue una salida muy romántica salida que dejó allá satisfecha a la dama.

Al desembarcar en Venezuela en 1806 el Generalísimo, izó su tricolor.

Luego en 1811, el Congreso la escogió -en homenaje a Miranda- como la bandera oficial, de la nueva República.

Pocos años después, el Libertador Simón Bolívar ordenó continuar con la bandera de Miranda como el emblema colombiano. En una carta el Libertador escribió: «El pabellón que la victoria ha enarbolado en todos los pueblos de Venezuela y que debe adoptar la Nación es el mismo que se usaba en la primera época de la república, esto es, de los tres colores: amarillo, azul y encarnado».