Por: Gloria Eugenia Valero Mora
En una obra fundamental de la literatura universal que comenzó a escribirse por allá en el siglo X en la antigua Persia (hoy Irán), en la que Egipto viene mencionado muchas veces.
Érase una vez, en la lejana Persia, un rey llamado Shahriar que fue traicionado por su esposa y decidió no volver a confiar en ninguna otra mujer. Durante los años siguientes, cada noche desposaba a una doncella y a la mañana siguiente la hacía ejecutar; así hizo asesinar a centenares de mujeres muy jóvenes hasta que la inteligente hija de su visir, Sherezade, ideó un plan: cada noche contaba al rey una historia y la dejaba inconclusa, prometiendo contarle el final a la noche siguiente y salvándose así de la muerte, pero empezando otra nueva con la promesa que sería aún mejor que la anterior. Así fue durante mil y una noche, hasta que el rencor de Shahriar se hubo apagado y, enamorado de Sherezade, renunció a su cruel venganza.
Esta es la historia marco de Las mil y una noches, uno de los grandes clásicos de la literatura universal. Algunas de sus historias se han hecho famosas en todo el mundo, como Aladino y la lámpara maravillosa, Alí Babá y los cuarenta ladrones o Simbad el marino, pero el libro contiene muchísimas más en una estructura de relatos incrustados a varios niveles. De hecho, se trata de una colección compilada a lo largo de los siglos y de la que no existe ni autor conocido ni una única edición canónica.
Estas historias diferían enormemente en estilo y origen, con cuentos y leyendas griegas, persas, árabes, sirias, indias, chinas y egipcias
Las primeras versiones consideradas canónicas fueron publicadas durante el siglo XVIII y contenían unas 200 historias. En 1717 el arqueólogo francés Antoine Galland tradujo una versión árabe e incluyó algunas historias externas como las de Aladino y Alí Babá, que integró en la narrativa general de la historia porque le parecían atractivas. En la década de 1820, en Prusia se publicó una versión de gran extensión en doce volúmenes, la más completa que ha visto la luz y que realmente hace honor al título de Las mil y una noches.
Entre la multitud de cuentos y leyendas, las más populares y las que han perdurado en el imaginario colectivo son precisamente las que originalmente no formaban parte de la compilación: Alí Babá y los cuarenta ladrones, Aladino y la lámpara maravillosa y Simbad el marino.
Sin embargo, muchas adaptaciones tienden a transformarlas considerablemente y situarlas en un contexto arabizante, aun cuando en realidad ninguna de las tres tiene un origen árabe: Alí Babá es un cuento de origen sirio, el Aladino original está situado en el oeste de China y las aventuras de Simbad combinan elementos de la Odisea con la Historia del marinero náufrago, que procede del Reino Antiguo de Egipto. Esta transformación se debe probablemente al título con el que se hizo popular en Inglaterra, Arabian Nights, y a la fascinación que había por el mundo islámico clásico en la Europa del siglo XIX.