En la pasada edición del mes de junio comentábamos una película sobre un tema que parecía increíble. “Ella”, ese es su nombre, recrea una situación que hasta no hace mucho parecería increíble sobre un hombre joven que termina perdidamente enamorado de una aplicación en internet que le seduce con una conversación muy inteligente y un tono de voz realmente celestial.
El modelo de IA conversacional conocido como ChatGpt ya tiene rivales notables. Uno de los más destacados es Replika, un chatbot diseñado específicamente para convertirse en un amigo, en un acompañante e incluso en un amante virtual. Su éxito ha sido excepcional precisamente por esa capacidad, pero la empresa está ahora envuelta en una gran encrucijada: ¿deben los chatbots seducir a sus usuarios?
En 2022 Replika no paraba de ingresar millones de dólares al mes. Cerca del 25% de sus usuarios pagan la cuota anual de 70 dólares para acceder a las opciones avanzadas, como llamadas de voz, personalización del avatar virtual 3D, coaching y, lo más importante para muchos, el acceso a esa personalización de la relación que puede hacer que el avatar tome el papel no ya de un amigo, sino también de un novio, marido —porque hay usuarios que se han «casado» con su chatbot—, hermano o mentor
La evolución de las IA generativas hizo que pronto —en 2018, apenas meses después del lanzamiento— los usuarios de Replika descubrieran que sus amigos virtuales podían ser mucho más que eso, podían acabar teniendo también conversaciones románticas que podían llegar a ser explícitas y con un claro contenido sexual.
La opción de contar con ese «modo romántico» fue una de las peticiones más importantes de la plataforma: de los usuarios que pagan, el 60% activaron esos elementos románticos, según la compañía. Un 40% de quienes usan esas funciones románticas son mujeres. Los usuarios más entusiastas confesaban sin pudor que estaban «saliendo con una IA», y una de las mejores cosas que les habían pasado, llegando a afirmar que habían desarrollado sentimientos romántico.