Asustar a los demás puede resultar muy divertido. Ver sus caras y gestos de terror nos parece algo muy gracioso, incluso existen varios exitosos programas de televisión dedicados a asustar a la gente, lo que nos hace desternillar de la risa. ¿Pero acaso hemos pensado en las consecuencias que los sustos pueden tener para el corazón?
Cuando nos dan un susto o algo nos provoca miedo o mucho estrés, el corazón puede ponerse a mil por hora. En estas situaciones el organismo libera en la sangre, de forma brusca y excesiva, catecolaminas, unas sustancias relacionadas con el estrés (como la adrenalina, la noradrenalina y la dopamina) que aumentan el ritmo cardiaco, contraen las arterias y suben la presión arterial.
Esto en personas sanas no tiene por qué ser grave, aunque puede derivar en una miocardiopatía por estrés tipo takotsubo o lo que llamamos el “síndrome del corazón roto”: un tipo de miocardiopatía no isquémica en la que se produce un debilitamiento súbito del miocardio tras un episodio agudo de estrés. Aunque pueden presentarse síntomas similares al infarto, la diferencia es que en la miocardiopatía de takotsubo las arterias del corazón no están obstruidas por placas de ateroma y no existe una aterosclerosis. Por suerte, suele ser temporal, remite en 3 o 4 días y no deja ningún tipo de secuela.
Sin embargo, en las personas sensibles, como los enfermos cardíacos, los sustos o situaciones altas de estrés pueden tener consecuencias graves: el aumento brusco de la frecuencia cardiaca puede derivar en un accidente cardiovascular, como un infarto o una angina de pecho.
Además, en personas con arterioesclerosis, el aumento de la presión arterial puede provocar un daño en la arteria, que puede romperse, y generar un accidente cardiovascular como un infarto agudo de miocardio, una embolia cerebral o enfermedad arterial periférica (el estrechamiento de los vasos sanguíneos fuera del corazón por la acumulación de placa de ateroma en las arterias que abastecen de sangre a brazos y piernas).
Por tanto, siempre es recomendable que pacientes que sufren alguna dolencia del corazón eviten enfrentarse a estas situaciones, que pueden llegar a ser peligrosas. Y si se sufren síncopes de forma frecuente, arritmias y taquicardias, es importante consultar a un cardiólogo para descartar alguna enfermedad del corazón. Como bien dice el refrán, es mejor evitar que curar. Sobre todo, al primer susto puede causar la muerte porque hay situaciones que no dan la oportunidad de curar.