Nada es más subjetivo que el concepto de cada uno de nosotros tiene de lo que es la elegancia. Para algunos – bastantes creeríamos nosotros, tiene mucho que ver con el lujo y el boato con los que hacemos nuestras apariciones.
La siguiente fotografía es un buen instrumento para medir nuestro grado de aceptación de la presencia de los demás.
¿En dónde estará la elegancia?
¿No la encuentra?
¿En las prendas?
¿En los accesorios?
¿En el entorno?
¿En la manera de andar?
¿En la expresión de la cara?
¿Se sentiría orgulloso de que lo vean con ella?