Uno no puede morirse sin haber estado, al menos por muy poco tiempo, en esta ciudad. Puede que esto suene trágico y descomedido, pero, mientras pueda, vaya a Nueva York, viva esa enorme experiencia, sin importar cuál sea su edad o etapa de su vida. Vaya y visite a esta gigantesca población. Jamás se arrepentirá.

En ninguna otra parte del planeta se vive lo que debió ser la Torre de Babel. Basta con ir un buen rato al mirador del edificio Empire State para ver y escuchar a grupos de turistas de los más diversos lugares del planeta hablando cada quien en su idioma

Además, la vista que se tiene allí de la gran metrópoli es de veras impactante y le ayudará a entender un poco mejor en dónde estamos, al menos los puntos cardinales de la isla de Manhattan, el majestuoso río Hudson, y los enormes territorios vecinos, como Queens, Brooklin, Staten Island, Long Island, Bronx y Nueva Jersey.

Por eso no exageramos si decimos que la visita a la Gran Manzana le tomará más de una semana. En el distrito financiero hay mucho más que ver que el toro famoso, allí tienen asiento las instituciones que marcan la pauta en el mundo, como la Bolsa de Nueva York, que es la mayor bolsa de valores del mundo y el Banco de la Reserva Federal, lideradas ellas por Wall Street, que hacen que sea la ciudad más poderosa económicamente y el centro financiero del mundo. También hay otras bolsas importantes, como New York Mercantile Exchange, NASDAQ, el New York Board of Trade, y la antigua American Stock Exchange.

La disposición de sus calles y avenidas es fundamental para orientarse en mejor forma. Visitar el extravagante Central Park es unos de los imperdibles de allí, al igual que a sus grandes museos y teatros. Y, lo mejor de todo, la indescriptible sensación de libertad que produce el anonimato entre tantos millones y millones de personas que alguna vez allí coinciden