Ventrarrones

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ventarrones_2No se conoce una cifra que pueda considerarse récord de la velocidad de los vientos en Cúcuta. Se ha establecido que, en promedio, los ventarrones fuertes alcanzan el rango de los 62-74 kilómetros por hora, lo que equivale al puesto 8° en la escala de Beaufort, que mide la velocidad de los vientos, según la cual el nivel máximo ocupa la posición 12° y corresponde a los huracanes del Caribe o los tifones del Pacífico.

Es muy probable que más de una vez hayamos escalado al puesto 9°, con frecuencia los aviones deben hacer sobrepasos antes de encontrar las condiciones mínimas para aterrizar y evitar situaciones de gran peligro, como sucedió el 30 de junio de 2016, cuando un Airbus debió abortar de emergencia al momento final de su aterrizaje en el aeropuerto Camilo Daza ante el grave riesgo en que lo puso la peligrosa velocidad del viento en ese instante. O como hace unos cuarenta años, cuando un fuerte ventarrón le abrió el capó a un automóvil que se desplazaba a alta velocidad por la autopista internacional hacia Venezuela, destrozándole el parabrisas y haciendo que la conductora perdiera el control del vehículo y causara un grave accidente con saldo de víctimas. Abundan las historias y las anécdotas vividas por los cucuteños por cuenta de la fuerte brisa que corre a determinadas horas por la ciudad.

Recordamos haber visto hace más de cincuenta años cómo el viento levantaba, como si fuesen plumas, los toneles metálicos de la basura en la cancha de fútbol del colegio La Salle. No pocas casas en ciertos sectores de la ciudad han perdido sus techos metálicos y no pocos árboles han cedido ante la fuerza temible que los doblega en julio y agosto, causando daños en vehículos, el cableado de telefonía y el mobiliario urbano.

Hasta no hace muchos años era frecuente ver amanecer las calles llenas de arena que bajaba de las lomas luego de un fuerte aguacero la víspera. Al secarse era levantada una nube de polvo insoportable por los fuertes vientos que azotan a la ciudad de mayo a septiembre. Mucho antes, cuando había bastantes calles aún sin pavimentar, la situación resultaba desesperante y le daba a Cúcuta la fama de ser un tierrero caluroso.

Las fuertes ráfagas o ventarrones que se producen en Cúcuta obedecen principalmente al fenómeno que se presenta cuando se encuentran corrientes de aire cálido con otras de aire frío, como sucede con los vientos fuertes que soplan del norte (cálidos) con los fríos que bajan de la zona de Capacho (Venezuela) y los alisios que vienen por la cordillera oriental. Al fin y al cabo estamos en un valle cálido cercado por y cercano a montañas de considerable altura, tanto del lado venezolano en el oriente, como de la cordillera oriental en el suroeste.

Cúcuta podría pensar en aprovechar la energía eólica, la cual es infinitamente más económica. Para ello es importante conocer las variaciones diurnas, nocturnas y estacionales de los vientos, la variación de la velocidad del viento y su altura sobre el suelo y los valores máximos ocurridos en series históricas de datos con una duración mínima de 20 años. Para poder utilizar la energía del viento, es necesario que este alcance una velocidad mínima que depende del aerogenerador que se vaya a utilizar pero que suele empezar entre los 10 km/h – velocidad llamada “cut-in speed” – y que no supere los 90 km/h, velocidad llamada “cut-out speed”.

Para la operación de un parque eólico no es tan importante la gran velocidad del viento como la estabilidad de la corriente de aire día y noche. Cúcuta tiene algunos lugares que pueden garantizar este flujo permanente, como es el caso de Los Vados o la inmensa zona de la ciudadela de La Libertad.

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