La mayor desilusión del pasado mundial de fútbol Rusia 2018 la dio el equipo de Alemania al no lograr pasar siquiera la fase de octavos de final, cosa sorprendente de un país considerado, junto con Brasil, la gran potencia mundial de este deporte.

Ahora se ha venido a saber que la causa de tan bajo desempeño no la tuvo su DT sino la adicción al chat y a un videojuego de supervivencia muy competitivo llamado Fortnite, al cual están enviciados los jugadores, quienes en plena fase de grupos permanecían pegados a sus celulares interactuando hasta altas horas de la noche, con lo que su rendimiento mermaba mucho al día siguiente. Ante la desobediencia e indisciplina con los horarios para dormir, el técnico Joachim Löw y el mánager de la selección Oliver Bierhoff ordenaron entonces cortar el servicio de internet en el recinto de concentración. Esto resultó peor porque vino entonces el gran enfado y el desánimo por parte de los jugadores, con las consecuencias ya conocidas.