ACTUALIDAD | TECNOLOGÍA Y SOLEDAD

La larga experiencia de vivir bajo aislamiento social ha traído consigo un gran desarrollo de opciones tecnológicas para manejar todo desde casa. Se ha dado una enorme profusión de app’s para adelantar toda suerte de trámites y obtener toda clase de servicios y productos, bajo el nuevo modelo cultural de “todo desde la comodidad de su casa”.

Para muchos este podría considerarse el mundo ideal, en el que desde la comodidad del sillón donde vemos la televisión, o desde la cama simplemente ordenamos lo que deseamos y se obtiene, como por arte de magia. Los bancos han hecho una gran inversión en plataformas tecnológicas para ahorrarle al cliente el desplazamiento hasta sus oficinas para adelantar cualquier diligencia.

Lo mismo han hecho muchas corporaciones y entidades del gobierno en desarrollo de alguna estrategia encaminada a reducir el tamaño físico de sus oficinas y la nómina de funcionarios para atender los requerimientos del público. La tendencia es a que este esquema, absolutamente despersonalizado, prospere y se quede de forma definitiva.

Esto no estaría nada mal, de no ser que todas las operaciones sean obligatoriamente canalizadas a través del internet y con ello se le niegue al público la posibilidad de relacionarse con otro ser humano que le atienda sus necesidades de información o de trámite, cosa que viene sucediendo con mucha frecuencia y que atormenta a los usuarios mayores de 60 años.   

Esto genera un gran debate de orden moral porque desnaturaliza totalmente la interrelación de las personas con las empresas y oficinas públicas. Aparentemente podría pensarse que se trata de brindar comodidad al usuario, pero, indudablemente, acarrea un elevado costo social porque refuerza y consolida un sentimiento de soledad, aburrimiento y tristeza.

La idea excesiva de economizarnos tiempo puede causarnos daño porque nos niega la posibilidad de hablar con alguien, de reconocer por sus gestos las reacciones de nuestro interlocutor, lo que con el tiempo provoca lesiones de tipo sicológico. Muchas personas presentan enfermedades como la depresión, el aislamiento social, la ansiedad, la pérdida del placer y el disfrute de las actividades diarias, entre otros problemas psicológicos.

A los problemas mentales se le vienen a sumar otro tipo de lesiones físicas, como el síndrome del Túnel Carpiano, los problemas de la audición, deterioro de la visión por estar mucho tiempo expuestos a las pantallas de celulares otros dispositivos; muchos casos de sobrepeso y obesidad se deben al sedentarismo que causa esta tendencia, y daños al sistema nervioso por causa de fatiga, pérdida de memoria y del sueño, todo causado por los campos electromagnéticos que implica el uso de tanta tecnología.  

Todo esto podría evitarse con una alta dosis de equilibrio y ponderación de los desarrolladores de software. No siempre el mejor programa es que nos hace sentir inútiles como seres humanos.

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