Algunos pensarán y sentirán que esta es otra Navidad más y entonces esperarán más de lo mismo, como cada año. Quizás sean muchos los afortunados a quienes la tragedia universal de la pandemia no les afectó para nada, ni en el plano personal ni en el de sus familiares, amigos y relacionados. Entonces quieren que nada cambie, que las tradiciones festivas de fin de año se repitan como siempre. Enhorabuena por ellos.
Pero igual son muchos los que se vieron afectados de alguna manera, bien sea emocional o económicamente. No pocos perdieron a un familiar cercano, un amigo o algún conocido a quien apreciaban. Otros tuvimos familiares en estado crítico de salud, con la vida pendiente de un hilo, a quienes dedicamos nuestras mejores energías y oraciones, saliendo final y felizmente de tan horroroso trance.
Para nosotros sí es una Navidad diferente, y aunque tengamos varios elementos bien parecidos a los que hemos exhibido en años anteriores, específicamente en el tema de la iluminación, en lo más importante – que es el sentimiento navideño – este año sí registramos aspectos especiales en relación con el espíritu que creemos que debe imperar en las actuales circunstancias.
Es tiempo de acompañamiento más estrecho con la familia y mayor solidaridad con los amigos, es tiempo de promover la esperanza y la confianza en que vendrán tiempos mejores para todos. Es tiempo de Unicentro, porque esos son nuestros valores.
