La entrevista al Dr. Manuel Guillermo Cabrera, publicada en nuestra edición anterior ha sido muy comentada por nuestros lectores, quienes consideran que explica muy bien la diferencia de la ZESE con los regímenes anteriormente adoptados para incentivar desarrollo económico en esta zona de frontera.

Lo que se impone ahora – ha debido tenerse lista hace rato – es una campaña muy bien estructurada de promoción de las regiones y ciudades que fueron cobijadas por la norma que las declara ZESE (Zona Económica y Social Especial) porque eso representa un instrumento legal que les confiere unas condiciones que las hacen muy atractivas para la inversión en ellas, en actividades industriales, agropecuarias o comerciales. Si esto no se hace volverá a ser letra muerta.

Es bien diferente la promoción turística de una región a la promoción de la misma como destino de inversión. En este caso al empresario hacia el cual se dirige la campaña poco le interesa si la ciudad es bonita o no, lo único que le importa es que su inversión sea rentable y eso lo sabe conociendo muy bien las ventajas comparativas y competitivas de establecerse en la zona por las condiciones legales, tributarias, comerciales y de infraestructura que ofrece. 

La ciudad debe contar con un estupendo portafolio digital que contenga información en dos o tres idiomas sobre todos los ítems de interés para inversionistas, tales como el costo de los servicios públicos, de los impuestos locales, de la finca raíz y los arrendamientos, de la mano de obra en todos los niveles, de la oferta académica, del transporte de carga a puertos, y once aspectos adicionales que sin los cuales el empresario se sentirá a ciegas y, obviamente, se abstendrá de venir.

Como bien lo aclara el Dr. Cabrera en su entrevista, esta vez no necesitamos que el congreso nos reglamente la norma, es simplemente una decisión individual acogerse o no a ella. Todo está dado para que se dé el necesario desarrollo socioeconómico regional, las patéticas cifras de desempleo exigen acciones urgentes.