Por: María Claudia Villamizar V. – Diseñadora de Interiores.
Cuando comienza el año algunas personas deciden cambiar la decoración de la casa, con el propósito de sentir que empiezan un nuevo año con energías renovadas. Esta siempre será una buena opción para subirnos el ánimo con la ilusión de ver el resultado final.
No es necesario hacer una gran inversión para que nuestra casa se vea diferente, basta comprar un par de cositas que no cuesten mucho y aplicar nuevos colores que vayan a tono con los accesorios existentes en las zonas a las que queremos darle un nuevo look. Para esto es muy importante tener claro cuáles son los tonos que más combinan con el estilo y la decoración de nuestra vivienda.
Para elegir un color debes tener claro qué efecto deseas transmitir a la habitación. Si quieres que sea relajante o al contrario prefieres que la zona a renovar adquiera más energía o carácter. Lo más importante es que el resultado final siempre este acorde con todos los espacios y con el mobiliario y el estilo de tu casa.
Otro aspecto muy importante para tener en cuenta es aplicar los conceptos básicos de la psicología del color, sobre todo cuando se trata de los dormitorios. Estos nos dan pistas claras acerca de los tonos que podemos escoger. Por ejemplo los tonos amarillos y ocres tradicionalmente usados en la decoración de interiores son tonos que aportan luz y amplitud a los espacios por lo que son ideales para habitaciones pequeñas y con poca iluminación.
El blanco, el rey por excelencia, también genera luz y amplitud y es ideal para aquellos espacios donde lo que queremos resaltar es el mobiliario y los elementos que adornan nuestra paredes como renueva a través del color cuadros, fotos o repisas, por tener la cualidad de reavivar el tono de cualquier color con el que se asocie. Los azules, verdes y rosas son ideales para los dormitorios debido a que son relajantes y además poseen una amplia gama de tonos. Van muy bien en cuartos de niños y adultos. Procura no utilizarlos en comedores, habitaciones frías y oscuras, entradas y escaleras.
Pero cuando se trata de elegir el color para pintar la habitación matrimonial el mejor es aquel que les guste a ambos. Los ideales, la gama de los blancos que tienden al azul o verde, el durazno y el salmón, pues generan la sensación de unidad y los tonos rosas por su efecto relajante y su asociación con el amor. Por su parte lo rojos y naranjas poseen mucha fuerza y vitalidad. Van bien en espacios a los que deseamos aportar más energía, pero por su intensidad debemos dosificarlos, pues si se pintan con estos colores grandes superficies da sensación de ahogo y hace parecer el espacio más pequeño y menos luminoso.
Una última recomendación: es muy importante que no elijas solamente con base en las tendencias. Recuerda que la decoración, como la moda, cambian constantemente. La mejor decisión es pintar con colores que prevalezcan a todas las épocas y que brinden calidez y armonía a nuestros espacios.