– No hidratarla
Cuando a la piel le falta hidratación se envejece porque se reseca y se vuelve tirante. Es fundamental que la mantengas bien hidratada con cremas y cosméticos específicos y bebas, al menos, 2 litros de agua diarios, ya que el agua aporta hidratación, reduce las líneas de expresión y las arrugas, además de que ayuda al organismo a liberar toxinas.
Otro error frecuente es esperar a comenzar a cuidar la piel justo cuando aparecen los primeros signos de la edad, puesto que no hidratar ni realizar limpiezas faciales desde la juventud provoca que las arrugas aparezcan antes.
Tampoco es una buena idea usar la misma crema para todas las zonas del cuerpo porque cada una de ellas cuenta con unas características y necesidades diferentes. Por ejemplo, no es lo mismo la piel del rostro que la del contorno de ojos o la del cuerpo.
– Un jabón inadecuado
Usar un jabón demasiado ácido puede provocar de irritaciones, manchas y líneas de expresión. Lo más aconsejable es utilizar uno que sea apto para pieles sensibles, ya que son menos agresivos.
– No aplicarte protector solar
El sol es la causa principal del fotoenvejecimiento y del cáncer de la piel. Los rayos UVA originan la rotura del tejido conectivo de la piel y aumentan la melanina, provocando manchas. Por este motivo, es necesario aplicarse protector solar siempre antes de salir de casa, aunque el día esté nublado, para mantener la piel sana.
– Dormir con maquillaje
No desmaquillarse acelera el envejecimiento de la piel al impedir, impidiendo que respire, favoreciendo la aparición de puntos negros y afectando a la producción de colágeno y elastina.
Aunque un día no te maquilles también debes lavarte la cara y realizar una limpieza facial completa antes de acostarte para minimizar el impacto de la grasa o a la polución. Para esta limpieza diaria es preferible utilizar tónicos o productos específicos, en vez de toallitas desmaquillantes que podrían irritar la piel a largo plazo.
– Descansar poco
El estrés y no dormir repercuten en la piel haciendo que se reseque y pierda su luminosidad.
– El tabaco y el alcohol
Fumar acelera la aparición de arrugas en el rostro y cuerpo, y daña el colágeno y la elastina que aportan elasticidad a la piel. Por su parte, el abuso del alcohol ocasiona sequedad en la piel.
– Mala alimentación
Consumir mucha azúcar causa un efecto devastador sobre el colágeno de la piel. Esta proteína es clave para mantener la elasticidad, por lo que si se pierde aparecerán arrugas antes de tiempo.
– No practicar ejercicio físico.
El deporte contribuye a mejorar la circulación de la sangre, oxigenando los tejidos y reduciendo el envejecimiento de la piel. Se recomienda 30 minutos de ejercicio moderado durante al menos cinco días a la semana.