La alegría no duraría mucho. El viernes negro (18 de febrero de 1983) anunciaba la más grave crisis del siglo XX, la que nadie previó debido a los efectos adormecedores de ocho largos años de fáciles y crecientes ingresos del comercio, consecuencia de las ventajas comparativas de nuestros productos y en razón de nuestra envidiable ubicación geográfica.
La catástrofe económica y social fue de tal magnitud que la ciudad sobrevivió gracias a la intervención del gobierno y a la migración que redujo considerablemente la población, estimada entonces en un 25%. La economía local sufrió un proceso de reordenamiento; las actividades productivas se acomodaron a las nuevas condiciones y se incentivó, como siempre sucede en estos casos, la actividad manufacturera, como si eso contribuyera a solucionar un problema estructural en una región donde la relación de intercambio mantiene una diferencia tan grande que siempre será más rentable y cómodo el ejercicio del comercio.
En esta ocasión de los más importantes proyectos esbozados por el gobierno, no todos lograron materializarse. Los principales proyectos desarrollados fueron: la Fundación para el Desarrollo empresarial del Norte de Santander, FUNDENOR; el Fondo Mixto de Promoción Turística del Norte de Santander; proyectos de infraestructura como la Central Termoeléctrica de Tasajero, el Paseo de los Próceres –conocido hoy como el malecón-, la construcción de la nueva sede del Banco de la República y las carreteras a la frontera (Puerto Santander y San Faustino).
Al año siguiente se construyó el oleoducto Caño Limón Coveñas, que absorbió en cierto modo el desempleo generado por la crisis del bolívar, pero contribuyó a la aparición de un fenómeno peor e inexistente: la guerrilla. Entre los proyectos que no se realizaron está el ingenio azucarero del Zulia, identificado como AZURCA, que, a pesar de la promoción de la Corporación Financiera del Oriente, financiando la obra, no contó con el apoyo prometido del gobierno venezolano que, por el contrario, siempre obstaculizó el desarrollo de la idea. Nunca mostraron interés, toda vez que entraría a competir con el Central Azucarero de Ureña.
Terminando el siglo, la economía venezolana entró nuevamente en crisis, razón para que en 1994 se introdujeran controles de precios y de cambios. La agitación política no se hizo esperar y antes de finalizar el siglo, aparece en escena un nuevo partido, el Movimiento V República, hoy Partido Socialista Unido de Venezuela y con él su ideología llamada “Socialismo del Siglo XXI” y con ellos, la más dura, larga y calamitosa de las crisis del pueblo venezolano, que de una manera u otra siempre nos afectará.
Con Chávez en la presidencia, en sus primeros años mejoró la calidad de vida de sus gobernados con la implementación de sus programas sociales conocidos como Misiones Bolivarianas, pero esta situación duró mientras el precio del petróleo se mantuvo alto. Para el 2010, los fenómenos inflacionario y de escasez se incrementaron y la enfermedad del presidente venezolano hizo mella en su organismo hasta que en marzo de 2013 falleció. Con la llegada de un nuevo mandatario, la situación se agravó y en agosto de 2015 se decretó el cierre definitivo de la frontera.