Una muestra de lo que era Venezuela en su época dorada es el desarrollo que tuvo el mercado automotriz en las décadas de los 60’s y 70’s, que, incluso, alcanzó a tener una planta ensambladora de algunos modelos de Mercedes Benz en Barcelona, Anzoátegui. Era bien abundante la oferta de modelos Chevrolet y Ford que cada año competían con sus novedades en las vitrinas de Hidalgo Motors y Torovega, en San Cristóbal.
La Ford exhibía automóviles como el Conquistador, LTD, Custom, Galaxy, Fairlane, Comet (Mercury), Falcon, Mustang, Taunus, Cortina, Maverick, Cougar, Del Rey, Sierra y Granada, además de su pickup F150.
Por su parte la Chevrolet no se quedaba atrás y para cada modelo de su competidor le tenía la opción en su marca, como era el caso del Caprice, Montecarlo, Impala, Bel Air, Corvair, Chevelle, Malibú, Biscayne, Chevy Nova, Camaro, Cavalier, Skylark (Buick), El Camino, Celebrity, Corvette y su camioneta estrella C10. Como se ve, era bien amplio el portafolio de cada marca, las cuales, a su vez, venían con sus asociadas, como es el caso de Ford con Mercury, y de Chevrolet con la Buick y Pontiac.
Y crecía aún más considerando que varios de los modelos de autos venían también en versión Station Wagon, llamada ranchera.
Era la época de las denominadas “lanchas”, carros llamados así por su gran tamaño.
El petróleo aún no había subido de precio y eran comunes los motores de ocho cilindros en V, de más de 3.000 cc.
Los cucuteños se ufanaban de tener estos carros lujosos, mientras que el resto de colombianos apenas usaban Simca y R4. Los maracuchos, tan poco discretos ellos, venían a Cúcuta en sus enormes Cadillac, Pontiac GTO.
Brougham, Fury III, Plymouth y Lincoln, los cuales conducían con su brazo izquierdo colgando de la puerta, mostrando sus relojes de brillantes pulseras y anillos enormes; era más que evidente la riqueza de los vecinos.
No deja de resultar increíble la triste suerte que corrió Venezuela como consecuencia de elegir hace veinte años un gobierno de izquierda.