Por: Arturo Cogollo
La movilidad en una ciudad es como el sistema cardiovascular en el cuerpo humano. La circulación debe ser ágil y eficiente para evitar problemas como el deterioro de la calidad de vida, el medio ambiente, contaminación auditiva, emisión de gases, caos, stress, inseguridad y desvalorización de la tierra. Un sector sin buenas vías, no es atractivo, repele la inversión y le resta competitividad. La circulación garantiza la vida, como la sangre que corre por las venas y arterias de un organismo; cuando esta se interrumpe produce una necrosis. La vialidad de las ciudades va de la mano con la red de semaforización. En Cúcuta sin embargo, pareciera que los semáforos no funcionaran como una “red”, sino sueltos, sin sincronización, haciendo que transitar por algunas arterias sea lento e incómodo. A esto se suma que no están instalados -como en la mayoría de las ciudades- en la esquina opuesta, ubicados dentro del campo visual del conductor del primer vehículo. Seguir ampliando la red en esas condiciones sólo haría más evidente la ineficacia de todo el sistema.
En muchas vías, además de su pobre demarcación, se tienen que esquivar obstáculos como huecos, vehículos mal estacionados y vendedores ambulantes, todo lo que en suma produce malestar. Sería sorprendente el cambio que produciría transitar por vías en óptimas
condiciones y con una renovada red de semaforización sincronizada, esto evitaría medidas restrictivas como el “pico y placa” (una solución de última hora a problemas sin resolver).
RED DE TRANSPORTE PÚBLICO
Cúcuta requiere una adecuada planificación y organización del transporte público, con una visión moderna, para lograr un equilibrio más justo con el transporte privado. En lo posible debe ser más ágil que el privado para que su uso sea cómodo y atractivo. Su importancia radica en que hace mucho más eficiente el consumo de energías que impactan el medio ambiente, y el uso de la red vial. Se necesita destinar espacio en la malla vial para algunas rutas expeditas tanto para recorridos largos como secundarios o cortos; los primeros especialmente, siguiendo el ejemplo que nos brinda TransMilenio en Bogotá.
LA BICICLETA, UN APORTE SUSTANCIAL AL MEDIO AMBIENTE
Cuando una sola persona se desplaza sola en carro, ocupa el mismo espacio en las vías y consume la misma energía que requiere mover todo el peso de un vehículo diseñado para transportar varias personas. La bicicleta por el contrario, es un vehículo liviano diseñado para el transporte individual; no produce emisiones contaminantes, muy práctico para recorrer distancias medias y su uso nos proporciona un beneficio saludable.
Buenos Aires cuenta hoy con 160 kmts de ciclo rutas y hace 6 años era impensable la bicicleta como medio de transporte, según explica Paula Bisiau de la Dir. de Movilidad. Hoy le encontramos más sentido a la insistencia del alcalde Enrique Peñalosa en el uso de la bicicleta que hace algunos años, cuando ello se percibía más como una estrategia de imagen con fines electorales que como una auténtica alternativa para el transporte en las ciudades. En Cúcuta la bicicleta aún no es vista como un práctico, saludable y eficaz vehículo de transporte sino sólamente como un deporte, por ello deben destacarse ejemplos como el del Ing. Hugo Vergel, gerente de la empresa de acueducto de la ciudad, quien usa su bicicleta diariamente para desplazarse de su casa al trabajo, ejemplo que hace años también nos dio el Sr. Timoteo Anderson en Cúcuta. En Cúcuta las condiciones del clima parecieran no motivar el uso de la bicicleta, pero se hace necesario buscar espacio para acomodar las primeras ciclorutas troncales. Acá por el calor y la alta radiación solar deben plantearse como alamedas o senderos arbolados, que permitan hacer largos recorridos bajo la sombra. Las ciclorutas arboladas producirían una renovación urbana desde el punto de vista ambiental, paisajístico y del ornato; caracterizando la ciudad como un referente de desarrollo urbano sostenible en el contexto nacional.
Uno de los espacios que facilita la implementación de un primer eje vial arbolado es la Diagonal Santander que atraviesa la ciudad de oriente a occidente. Un estudio cuidadoso permitiría distribuir el espacio óptimo para el flujo de automóviles, el transporte público colectivo y las ciclorutas a la sombra. El diseño especificaría las especies arbóreas según criterios adecuados de tamaño, follaje, mantenimiento y tipología radicular. Asignar recursos se hará necesario también para crear una organización que administre el mantenimiento especial y permanente de estas obras paisajísticas que Cúcuta merece.
Esta ciclo ruta podría ser el prototipo para un segundo eje en el sentido sur-norte y otras rutas secundarias o ramificaciones. En la subida que separa Atalaya del centro de la ciudad, podría brindarse la opción de un ascenso asistido a través de escaleras mecánicas exteriores, como las que se implementaron en Medellín para facilitar el acceso peatonal a algunos asentamientos desarrollados sobre topografías de alta pendiente.
Una ciudad que está creciendo rápidamente como Cúcuta, requiere invertir en obras que garanticen una infraestructura que la haga más atractiva, deseable, equilibrada y competitiva en el futuro inmediato. Jesper Ferløv Andersen, embajador de Dinamarca en Chile, en el Foro Mundial de la Bicicleta 2016 expresó, “si construimos la ciudad para los autos, vamos a tener más automóviles; si construimos la ciudad para las bicicletas tendremos más bicicletas”.