El coliseo de Cúcuta es una fábrica de campeones nacionales, continentales y los hay mundiales. Se forjaron allí con sacrificios por horas, meses y años, teniendo como testigos las paredes de adoquín crudo. La gimnasia ocupa el fondo de la galería. Entre saltos, carreras y actos de contorsionista, los menores repiten unas rutinas que deben perfeccionar.
La modalidad más joven, la gimnasia rítmica, se distingue al instante porque en ese lugar del salón, están instalados unos inmensos espejos con pasamanos de los cuales se agarran en fila, un grupo de niñas que realizan ejercicios de ballet, recargando el peso del cuerpo en puntillas, sobre los dedos de los pies.
Sus entrenadores son Leidy Manrique y Giovanny Quintero, ambos ex gimnastas, casados y con una hija, formados bajo el mismo techo del coliseo menor y unidos por el deporte y el amor. Después de representar al Departamento en torneos nacionales e internacionales y de cumplir su etapa de deportistas, se inclinaron por hacerse instructores, orientados por Roberto León Meneses y Jairo Ruiz, sus técnicos y mentores. La experiencia, la capacitación y formación técnica validada por la federación nacional de este deporte y, sobre todo, la devoción por la gimnasia, les llevó a hacerse cargo de una disciplina que hace cinco años no existía en la región. El resto lo ha hecho el tiempo.
Empezaron con un grupo de niñas que no superaba los seis años de edad. Se suponía que los resultados aparecieran en cinco años, pero a los dos, sus alumnas ya despuntaban con figuraciones en torneos y eventos de exhibición.
El deporte es estético en esencia. Está compuesto de rutinas que fusionan el ballet, la gimnasia y la danza, empleando aparatos como la cuerda, el aro, la pelota, las mazas y la cinta. La coreografía se acompaña con música para mantener un ritmo constante de los movimientos.
Exige creatividad, y una expresión propia a través de la técnica y la combinación musical y teatral. Giovanny Quintero se encarga de la masificación e iniciación. De escoger con ojo clínico el potencial futuro. El relevo generacional.
Las niñas deben tener unas características físicas muy puntuales. Si en la gimnasia artística suelen ser robustas y con una musculatura desarrollada, la rítmica demanda cuerpos menudos, delgados y de gran flexibilidad y ondulación. Leidy Manrique complementa el trabajo con las niñas.
Apoyada por Carolina Vélez, también ex gimnasta, realizan el montaje de las coreografías, la implementación de la técnica y la evaluación permanente. Las vidas paralelas del resto de esta historia lo componen las más de cincuenta niñas que hacen parte del programa. Todas abandonaron las muñecas y las horas de la televisión y los juegos, por las más de ocho horas diarias de entrenamiento disciplinado que ya completa un lustro. Muchas veces sin fines de semana y sin festivos, y con el tiempo justo para estudiar en sus colegios.
Es un esfuerzo cuyos métodos requieren de mucha práctica y demasiada concentración. Hace algunas semanas siete de estas niñas cucuteñas que ya integran la selección colombiana, representaron al país en el Rhythmic Invitational que se disputó en Miami Estado Unidos. Soraya, Isabella, Allison, Amelia, Danna, Hannah y Valentina se colgaron medallas de oro plata y bronce. Desde hace tiempo aprendieron a competir, y para siempre aprendieron a ganar.
Por: Carlos Alberto Suárez Aparicio