DEPORTES | PARA MARÍA CAMILA, CÚCUTA ES LA CAPITAL DEL MUNDO

DeportesClaudia Uribe, directora de Comfanorte, evoca el momento con una mezcla de orgullo con nostalgia. Una tarde – recuerda – mi secretaria me dice que una niña pidió una audiencia para hablarme de un proyecto. Le dije que la hiciera seguir. Entró, se sentó y me saludó con la formalidad de una persona mayor.

Me entregó una carta y se despidió con una expresión prudente. Sentí curiosidad y de inmediato la leí. Era una nota muy bien redactada y con una síntesis concluyente de lo que pretendía. Hablaba de su determinación de ser tenista, de las dificultades que debía afrontar para intentarlo y al final, me pedía el apoyo necesario para hacer realidad sus propósitos. Era una niña muy pequeña, me emocionó mucho su sinceridad y nos enorgullece darle todo nuestro apoyo a su promisoria carrera deportiva, sostiene la Dra. Uribe.

María Camila Osorio Serrano tenía entonces ocho años, había completado dos practicando al tenis estimulada por el simple gusto de jugar, pero ya notaba una diferencia con las demás en su manera afrontar los partidos.

Sus padres la habían llevado a un torneo en Medellín, donde ganó en la categoría de los seis años. En el mismo torneo, lo intentó en la de ocho años y ganó, y siguió de largo participando en la categoría de diez años y también ganó. Desde esos días, que tiene muy marcados en su memoria, no recuerda haber perdido ese deseo irresistible de ganar, de ser la primera. Tanto, que completó el espacio de la biblioteca de su casa y se necesitaron tres largos mesones para acomodar los más de cuarenta trofeos de campeona.

Sin embargo fue apenas el comienzo de una carrera en evolución permanente. A sus doce años afrontó su primera travesía ultramarina para instalarse un mes en Europa. A partir de allí aprendió a defenderse sola, a ser independiente, a enfrentar un mundo real, cargado de retos que ha superado con la misma tenacidad con la que escribió la carta para conseguir su primer patrocinio. Un año después con solo trece años, disputaba la final de los Juegos Deportivos Nacionales enfrentando a Mariana Duque, en ese momento la raqueta número uno del país, y quien la doblaba en edad y experiencia. Duque tuvo dificultades para derrotarla y María Camila con su sonrisa de siempre agradeció a Dios una medalla de plata lograda con gran sacrificio, simplemente porque se gozó la final. Esa, dice, es la diferencia con sus rivales y con el resto de las mortales que juegan tenis.

María Camila lo disfruta, se deleita jugando. Se le nota en la expresión corporal, en la sonrisa, en la forma como se gana el público y lo involucra en su tenis feliz. Entra a las canchas a divertirse, luego a intentar ganar y, por último, a vender cara la derrota si ha de perder.

«A mí me sacan en camilla de la cancha» le dijo al médico del reciente torneo mundial Copa Barranquilla. Disputaba la final y a los cinco minutos de partido, sufrió una lesión que la dejo fulminada. Un lumbago le punzaba la espalda como una lanza incrustada. Sin embargo no zenuncio. A pesar del médico, de su técnico y de su madre que estaba en la tribuna, que le sugirieron retirarse, ella, atizada por el coctel compuesto del carácter y la perseverancia, decidió seguir. Quería ganar y lo logró con una dosis de paciencia que le llevó a conocer sus límites, aquel techo que descubrió, era tan alto como para tolerar el dolor e idear una estrategia. Hizo los puntos breves. Es decir, precipitó los tiempos del partido con jugadas rápidas y definiciones cortas. Se acordó de alguna frase de Einstein: La voluntad es una fuerza más poderosa que la electricidad y la energía atómica.

Lo comprobó para seguir ganando, y alimentando la meta de ser profesional, de lograr el número uno del ranking ITF y de sumar puntos para el escalafón WTA, el de las grandes. Allá, donde sueña inscribir su nombre entre las célebres. Donde podrá jugar los cuatro Gran Slam, desde Melbourne hasta París, desde Londres a Nueva York. Por ahora la carta de navegación del 2018, sigue su ruta por buenos vientos. Ganó en San José de Costa Rica, Barranquilla y Asunción, sumando puntos y más trofeos.

No se puede adivinar el futuro pero si algo es seguro, es que María Camila estará a salvo de las tentaciones egocéntricas, pues en su régimen de vida, se han mezclado hábitos sanos de una crianza en la que el respeto y la amabilidad son virtudes bien sustentadas. Es la misma joven adolescente que tiene como método certero bailar y cantar para dominar los nervios y disipar la tensión de los partidos.

Deportes 2Que dice temerle a Dios y agradecerle todos los días por vivir. Que tiene nociones puntuales sobre la vida y el universo que la rodean, y que adoptó por costumbre distribuir su tiempo para que le alcance. De esta forma estudia por internet, entrena, y realiza el resto de las actividades cotidianas de una persona de su talante, a la que no le gustan las mentiras y Deportes que sonríe y ríe constantemente como síntoma certero de placidez mental.

Muchos de sus gustos son elementales, como la comida de su casa, cuyo arroz con pollo prefiere entre todas las comidas existentes, tanto como para repetir porción.

A sus escasos años ha recorrido más millas que muchos ciudadanos de mundo, y de las naciones y culturas que visita, se fija siempre en la gente. En uno de esos viajes, le llamó la atención la manera como viven los chinos su día a día. Tras los cristales polarizados de un hotel de Pekín, los observó durante horas caminar presurosos y concentrados, como una colonia de miles de pequeñas hormigas laboriosas que saben
de dónde vienen y cuál es su destino. Sin embargo, después de transitar más de veintitrés países y cientos de ciudades, siempre anhela regresar pronto a su tierra, pues en una de sus afectuosas y hermosas definiciones, afirma que Cúcuta es la capital del mundo. Ese mundo que será el mejor testigo de sus futuros éxitos.

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