DEPORTES | SELECCIÓN COLOMBIA CAMBIO DE ERA

Deportes Noviembre

Los resultados, que son tan esenciales en el fútbol, acaban de enfriar la devoción por Pékerman y le otorgaron a Arturo Reyes en cuatro partidos, la coyuntura para salir del anonimato futbolístico, en una patria futbolera que suele olvidar con facilidad.

Para ser francos, la era de José Pékerman culminó en Rusia 2018 con emociones agridulces y una aureola de escalofríos, después de un mundial de resonantes bríos, que le habían encumbrado al olimpo como lo fue Brasil 2014. Desde los números su campaña parece impecable. Desde los escalafones de la FIFA, la selección en estos ocho años, observaba a sus rivales desde los altares, con méritos que parecían suficientes para sostener al técnico argentino de cara a un nuevo proceso.

Sin embargo, las realidades en el fútbol están medidas por otros termómetros que no tienen que ver con la fiebre pasajera del aficionado raso sino con factores menos frívolos y más integrales. Dicho de otro modo, la cancha, la pelota y el funcionamiento de un grupo de jugadores como equipo, determinan esas realidades, a veces maquilladas por los resultados. En estos ocho años la selección pocas veces jugó bien al fútbol, algunas veces lo intentó dentro de las equivocadas posibilidades quePekerman planteó el cuerpo técnico, y eso sí, nunca ganó nada representativo, que en el fútbol es difícil, pero que se debe intentar como esencia de toda competición. En ese sentido el balance es deficitario para el cuerpo técnico que se fue.

Muchos sostuvieron una defensa acérrima de Pekerman porque nos devolvió a un mundial después de 16 años y encadenó otra clasificación consecutiva cuarto años después a Rusia 2018. Ese es un hecho innegable, como lo fue (afirmado por varios jugadores), su paternal influencia con efectos positivos en la confianza que le generó al grupo, lo que algunos en el balompié llaman equivocadamente “cambiar la mentalidad” al jugador.

Hasta allí los balances suman puntos a favor y en contra de Pékerman, si tenemos en cuenta que en esta patria grande habitan al menos cuarenta millones de críticos del fútbol, (algunos profesionales de amplio criterio y conocimientos) y unos cincuenta millones de técnicos, que se creen con derecho a dirigir la selección, y que avalan aquella máxima tan gastada pero vigente: tener a todo el mundo satisfecho es imposible.

Sin embargo, el pero que acabó con la era Pékerman y su extensísimo cuerpo técnico de catorce inútiles asistentes, lo determinaron por otras razones que ahora se hacen de dominio público. Nada nuevo para ser sinceros en la selección Colombia: los insaciables apetitos de esa peste que son algunos empresarios del fútbol. Si, esa jauría de ignotos que mueven los poderes del balompié desde las sombras. Aquellos que, con sus invisibles hilos podridos, influyen en las convocatorias, imponen sus jugadores por encima de los demás, sin contar si son buenos o no, y que reparten dinero a diestra y siniestra para llenar bolsillos de técnicos, dirigentes y allegados inescrupulosos.

Estos últimos, son los eternos cómplices del futbol que, con ligereza de conciencia, aceptan las reglas tenebrosas que aniquilan la ética de este deporte y lo más grave, quebrantan la moral de una selección que representa un país. Ese era el mal. Hasta Selección Colombiaahora se confirmó, después de que muchos lo suponían y sólo algunos pocos, denunciaron, a un alto costo, lo que fue un negocio tan podrido en su esencia y sus formas al de Odebrecht o al de Reficar, para citar ejemplos. Lo peor del asunto, hecho a espaldas de una opinión pública que ya no se escandaliza con este tipo de procederes y que parece legitimarlos por costumbre.

Como no hay mal de cien años ni comité ejecutivo de federación que lo resista, se está buscando técnico. Algunos sugieren la continuidad para Arturo Reyes después de estos cuatro juegos, otros estamos de acuerdo que dejar a Reyes, es quemarlo en vida en esa hoguera de vanidades estériles que es el fútbol colombiano. Déjenlo tranquilo. Que diseñe el futuro de las selecciones juveniles y que siembre unos frutos, que seguramente el propio Reyes debe recoger. Por ahora se hace necesario contratar un buen profesional que, con cinco dedos de frente, dirija bien y les permita a los jugadores, esa expresión futbolística tan colombiana. Ese toque lúcido y estético que encanta a la vista y al alma de quienes van a una cancha o ven por la tele, un solo de pelota.

Urge un técnico que vea en la táctica la herramienta para hallar un orden necesario y por sobre todas las cosas, que dirija no solo para ganar partidos, si no para aspirar a títulos. Existe la materia prima. Mal hechas las cuentas, puede haber treinta seleccionables de alta calidad futbolística que de buen modo hoy vestirían la camiseta patria. Ellos parecen estar listos. Esperamos que la Federación Colombiana de Fútbol, el técnico que designen, la prensa y el hincha colombiano, también estén listos para un nuevo proceso.

Por: Carlos Alberto Suárez Aparicio

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