ECONOMÍA | 2018

Economia 2018ECONOMÍA | A comienzos de enero siempre jugamos a hacer predicciones de todo tipo acerca de lo que podrá suceder en el nuevo
año. Pero este 2018 plantea retos de veras especiales según el interés de cada quien. Que cómo le irá a Colombia en el mundial de Rusia, puede ser la gran preocupación de muchos; para otros el tema es político y gira en torno a lo complicada que se ve la elección con tanto candidato; otros más especulan si finalmente cae Maduro y Venezuela comienza a renacer. Pero la incertidumbre mayor, indudablemente, está en la salud de la economía.

Es algo tan complicado que, si contrastamos lo que en cada año se  pronosticó con lo realmente sucedido, encontraremos que en muy raras ocasiones hubo aciertos. Por ejemplo, según el gobierno el PIB crecería un 3.5% y terminará haciéndolo solo un 1.6%.

No obstante, para el 2018 se va a requerir algo más que proyecciones económicas  para hacer las correspondientes predicciones, ya que será necesario meterle una buena dosis de artes adivinatorias, mezclada con mucho presentimiento (o pálpito, dicen las señoras); un poco de la mágica cábala y algo de clarividencia, porque hay nuevas variables que no aparecieron en los eneros anteriores, como que este será un año con dos administraciones distintas, y, si nos equivocamos, con dos
modelos económicos diferentes.

Entre ellas, en el frente externo, hay varias que no pueden perderse de vista. Es el caso de las consecuencias que traerá la degradación de la posición crediticia de Colombia por parte de la calificadora de riesgo Standar & Poor’s (quizá igual lo hagan Moody’s y Fitch), por su bajo crecimiento y su desequilibrio fiscal (gasto público + mermelada), lo que desencadenará un efecto dominó bien negativo sobre las inversiones en títulos colombianos y nuevos empréstitos a tasas más altas.

De otra parte, el riesgo cada vez mayor de que la administración Trump – con su temperamento – provoque alguna gran conflagración que termine afectando la economía global a través del precio del petróleo, del gas, del dólar, y la disminución de flujos de comercio.

A su vez, el futuro del TLC con USA, que bien podría perderse en un arranque de ira de Trump por el aumento del área sembrada de coca en Colombia. Si el TLC es derogado tendríamos graves problemas – adicionales – de desempleo.

Otro peligro latente – así seamos reacios a reconocerlo – es que en algún momento estalle la burbuja del bitcoin  por alguna razón (hackeo o pánico financiero), eso es algo que traería efectos devastadores a la economía mundial, dadas las astronómicas cifras
que se manejan.

La espantosa situación de Venezuela será, a no dudarlo, mucho más difícil este año, con las inevitables consecuencias sobre la economía colombiana, en particular la fronteriza. La tendencia del bolívar ya no es tanto a la baja sino a su desaparición definitiva como moneda de cambio, lo que generará una situación inédita para una ciudad como Cúcuta que, igual, tendrá que seguir siendo el gran proveedor de bienes y servicios esenciales para la vida de los venezolanos. Acá la pregunta es ¿y cómo se continuará haciendo eso?

Por si no fuera suficiente con los riesgos externos, el menú de las variables internas es, aun, de mucho más cuidado. Este no es un año electoral cualquiera, acá no está en juego la suerte de un determinado partido político o de algúnEconomia 2018 2 personaje en particular. Lo que Colombia se juega en las urnas es nada más y nada menos que su modelo económico y social, en un ambiente cargado de resentimientos por la impresionante corrupción que se vive, se ve y se siente en todos los niveles de la administración pública a lo largo y ancho del país.

A esa carga negativa se suma el empobrecimiento provocado por la reforma tributaria aprobada por un congreso comprado con la llamada mermelada, y evidenciado en la drástica disminución del poder de compra de los ciudadanos y la consecuente reducción de las ventas en el comercio y, con ello, el aumento del desempleo. Ver que los mayores impuestos han ido a parar a los bolsillos de los incondicionales amigos del gobierno es algo que tiene muy impactado el ánimo de los electores y resulta extremadamente peligroso como escenario ideal para que llegue un gobierno populista, tal como sucedió con Chávez hace casi 20 años.

Haber colocado al país en semejante riesgo es un daño mucho mayor que el robo en sí mismo. Prueba de que mucha gente se ha tomado muy en serio esta amenaza de cambio de modelo económico es que en los dos últimos años son colombianos quienes han hecho la mayor cantidad de compra de inmuebles en USA, Costa Rica y España. Debemos tener conciencia de que lo que nos jugamos es mucho más que un buen o mal gobierno de 4 años, si no acertamos pueden ser 20 o 30 años de desgracia, como en Venezuela.

Para conocer un poco las expectativas sobre el tema local hicimos una rápida encuesta entre algunos empresarios de Cúcuta, consultándoles tres cosas:

-Cómo califican (de 1 a 10) las perspectivas para 2018
-Cuáles serán los factores adversos más importantes?
-Cuáles serán los factores positivos más importantes?

Los resultados obtenidos muestran una gran dispersión de criterios, según sea la actividad del encuestado. Así, por ejemplo, con excepción de industriales del calzado, todos los entrevistados auguran un año bien difícil para la economía regional. Esto es explicable, posiblemente, en que los productores cucuteños que tienen su mercado en el resto del país y/o en el exterior tienen mejores perspectivas que el resto de empresarios que dependen del mercado local.

Como principales factores adversos casi todos coinciden en que se agravarán los problemas de inseguridad y desempleo por cuenta del enorme incremento del éxodo venezolano como efecto de la profundización de los antivalores democráticos que empobrece cada día más a los vecinos. La crítica situación de la ciudad la mantiene en el primer lugar en el ranking de desempleo e informalidad, por lo cual los cucuteños no encuentran apropiado que todos los grandes proyectos de la administración municipal consistan solo en procurarse mayores recaudos por la vía de grupos elite de tránsito, fotomultas, plusvalía, embargos por predial, y demás tributos, en lugar de presentar alternativas generadoras de ingresos para la población.

En el plano de los factores esperanzadores se coincide en que si llega un nuevo gobierno en agosto, que alivie un poco la carga tributaria y le dé un golpe de timón que nos salve del abismo al que nos conduce el actual, se generará un clima de mayor confianza en el porvenir y con ello se estimule la inversión, el empleo y el consumo, activando así el círculo virtuoso de le economía. Lo que está en juego es muy grande. Y muy grave. Cúcuta tiene con qué salir airosa, es solo cuestión de renovar su elenco político y convocar un trabajo conjunto con empresarios y expertos en desarrollo económico para aprovechar la gran cantidad de oportunidades existentes.

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