El exceso de dinero en circulación es la principal causa de INFLACIÓN porque estimula los gastos, generando una mayor demanda de Bienes y Servicios. Cuando la capacidad productiva del País no está en posibilidades de cubrir dicha demanda, se provoca escasez y aumento en los precios.
Antes de 1991 la política monetaria y fiscal la hacía el Gobierno. El Banco Central era un simple ejecutor de los mandatos de la Junta Monetaria. La Junta la encabezaba el ministro de Hacienda. En ella se encontraban el gerente del Banco, los demás ministros y representantes de diferentes gremios, y el modelo de desarrollo era el de promoción de exportaciones y sustitución de importaciones. El ordenamiento cambió con la Constitución de 1991 quien le confirió al Banco la potestad para diseñar la política monetaria, cambiaria y crediticia y estableció su independencia para “preservar el valor adquisitivo de la moneda”.
Entre 1992 y 1999 la política monetaria se condujo mediante metas monetarias y bandas cambiarias. La banda se movió una vez hacia abajo (1994) y dos veces hacia arriba (1998,1999), hasta que en el 1999 el Banco se vio obligado a permitir la flotación del peso. Con este esquema el Banco fija todos los años una meta de inflación para anclar las expectativas de los agentes.
Mencionemos sucintamente las políticas macroeconómicas con las cuales la Junta Directiva del Banco lleva a la práctica el control de la inflación: POLÍTICA MONETARIA, CAMBIARIA Y CREDITICIA, las cuales deben actuar en perfecta sincronía, vigilando con especial esmero el factor empleo.
La POLÍTICA MONETARIA le permite al banco cumplir con el mandato constitucional de preservar el poder adquisitivo de la moneda y propender por un crecimiento económico sostenible, desde el año 2000 la Junta Directiva del Banco de la República (JDBR) adoptó un esquema de política monetaria denominado INFLACIÓN OBJETIVO, orientado al cumplimiento de una meta de inflación, que permita mantener las expectativas de inflación alrededor de dicha meta, en este caso entre 2% y 4%, así como propender por alcanzar el máximo nivel sostenible de la producción y el empleo. Para ello varia la Tasa de Interés, (TI), que le cobra a las entidades financieras por los préstamos que les concede, llamada Tasa de Intervención, la cual afecta la cantidad de dinero que circula en la economía. Puede ser expansiva o restrictiva, en el primer evento inyecta dinero en circulación y en el segundo lo retira. Estas operaciones, se conocen como OMAs (Operaciones de Mercado Abierto) y se hacen a plazos muy cortos, a 1, 7 y 14 días, en sesiones llamadas “subastas de expansión” o “subastas de contracción”.
La TI vigente es del 13,25%, al aumentar el costo de los créditos, los consumidores disminuirán su consumo, reducirán el uso sus tarjetas de crédito e incluso, pueden postergar los créditos para vivienda, vehículos, etc., situación que lleva a una disminución de la demanda. Hasta acá muy bueno. Se retirará dinero circulante. Pero, cuidado, puede repercutir negativamente en el sector empresarial, que afectaría el empleo. Los empresarios al disminuir la demanda, bajarían la producción y al bajar la producción reducirían el empleo de mano de obra.
Por otro lado, una mayor tasa de interés reduce la demanda agregada, (cantidad total de bienes y servicios que adquieren los habitantes de un país, en un equis tiempo y a ciertos precios), desincentivando la inversión y el consumo, posibilitando el aumento del ahorro; limitando la cantidad de dinero disponible en la economía, con lo que se previene una alta inflación.
La POLITICA CAMBIARIA, busca fijar el tipo de cambio ideal del peso colombiano, cop. La tasa cambiaria de nuestro País se rige bajo un sistema de tasa de cambio flexible, donde el cop se cotiza frente a otras monedas mediante la libre oferta y demanda en el mercado cambiario, en nuestro caso específico, frente al dólar americano.
La POLITICA CREDITICIA, es el conjunto de medidas tomadas por el Banco de la Republica para regular los recursos disponibles al crédito, a su vez, estipula las condiciones de acceso al mismo, formando parte de la política monetaria
Una inflación baja disminuye la incertidumbre y da más certeza sobre el rendimiento futuro de la inversión. La mayor incertidumbre puede afectar negativamente la rentabilidad esperada de la inversión y por lo tanto el crecimiento en el largo plazo. Esto impide una asignación eficiente de los recursos y en consecuencia disminuye el crecimiento económico.
Una inflación baja incentiva la inversión. Las decisiones económicas más importantes que toman los individuos y las empresas son, usualmente, decisiones de largo plazo: las decisiones de hacer una fábrica, de constituir una empresa, de educarse, de comprar vivienda. Estas decisiones dependen fundamentalmente del grado de incertidumbre sobre el futuro. Una inflación baja y estable es un indicador de estabilidad macroeconómica que contribuye a que las personas y las empresas tomen decisiones de inversión con confianza.
Una inflación baja evita redistribuciones arbitrarias del ingreso y la riqueza, especialmente contra la población más pobre. Los asalariados y las personas jubiladas tienen menos mecanismos para proteger sus ingresos de la nefasta inflación. Entre menor sea el ingreso de las personas, tendrán menos defensa contra la inflación, como ahorros o propiedades inmuebles. Por esta razón, una inflación creciente significa una redistribución del ingreso en contra de la población más pobre.
Confiemos en que el Banco de la República, con sus acertadas decisiones de política macroeconómica continúe generando confianza y certidumbre en el sistema financiero colombiano, de tal manera que nos permita a cada quien y a los cincuenta y un millón de nacionales, vivir en paz, orden y armonía.