ECONOMÍA | CÚCUTA NARANJA

Cucuta NaranjaLuis Raul Febrero 2019En nuestra edición del pasado mes de septiembre nos referíamos a la llamada “Economía Naranja”, señalando que era aquella que genera riqueza explotando el talento, la conectividad y la calidad académica disponible en el entorno. Igual decíamos que por su difícil conectividad vial y los altos costos de transportar nuestros productos hasta los puertos colombianos, Cúcuta está obligada a desarrollarse con esta economía. Y tiene con qué hacerlo, aunque es evidente que aún no sabe el cómo hacerlo.

Es sorprendente el crecimiento que ha mostrado en los años recientes la industria audiovisual en la ciudad, con unas producciones y unas productoras que nada tiene que envidiarles a las casas grandes del país y del exterior. Se tienen directores y productores que ya comienzan a adquirir gran renombre, Economía como es el caso de Josué Jaramillo, con empresas que generan empleo y contribuyen con sus impuestos. El cine y los audiovisuales en general son un buen ejemplo de cómo se pueden vencer las barreras físicas que la naturaleza nos impuso para vender al mundo nuestros productos.

Algo similar ocurre con el diseño gráfico y publicitario, donde existen talentos relevantes que gracias al internet pueden vender sus trabajos y productos a cualquier lugar del planeta sin tener que cargar con los costos exorbitantes del transporte. Acá se requiere un apoyo especial da la academia en un aspecto que a algunos les parecerá irrelevante: la ortografía.

Un diseñador gráfico y publicitario sin buena ortografía es un profesional condenado al fracaso: nadie contrata y paga una publicidad de gran diseño pero que avergüence a la marca con un copy que tenga errores de ortografía. En el evento denominado “Vive nuestra música”, realizado el pasado mes de noviembre, se presenció un verdadero derroche de talento de parte de cantantes y músicos, con producciones de impecable factura y de extraordinaria calidad, quienes hacen de Cúcuta un gran semillero de artistas de gran proyección en los escenarios de dentro y fuera del país.

Y ni qué decir de la industria de la moda, que tiene en Cúcuta a varias de las grandes exponentes del diseño en Colombia, algunas de las cuales venden sus trabajos en mercados tan exigentes como Dubai y Ciudad de México. De la mano de la moda se tiene también a la industria del modelaje, con preciosas profesionales formadas en academias de renombre como la de Edoardo Maldonado.

Todo esto debe producir un cambio en la mentalidad de la clase dirigente de Cúcuta, los empresarios de la economía naranja generan tantos empleos como los que más en la ciudad, merecen ocupar los lugares de mando en la Cámara de Comercio y otras agremiaciones. La alcaldía y la Cámara de Comercio deberían diseñar estrategias y programas de apoyo y de fomento a la economía naranja, con incubadoras de empresas y planes de startups disponibles para los nacientes emprendimientos en asocio con las universidades. Pero para que eso se dé, es indispensable que elijamos alcaldes y directivos que entiendan qué es eso y cómo la economía naranja es el futuro.

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