Austed le ha servido de mucho saber la fórmula del movimiento rectilíneo u n i f o r m e m e n t e acelerado?; la d e s c o m p o s i c i ó n vectorial?; la Ley de Gay Lussac? la de Boyle?; la composición centesimal de las siguientes sustancias NH3 , H2SO4 , Ca(OH)2?, ¿le ha sido de gran utilidad práctica saber calcular el radio del círculo circunscrito en un triángulo, donde A = 45°, B = 72° y a=20m?
Es muy probable que eso no haya sido un gran soporte para su vida profesional y laboral, quizás jamás haya tenido que hacer uso de esos conocimientos tan sofisticados con los que les mortificaron en bachillerato y que a más de uno hicieron desertar de su proceso formativo, ante la imposibilidad de pasar las materias.
Esto debería llamar a reflexión y reacción de los colombianos ante el sistema educativo que tenemos y que luego de la masificación del internet parece francamente antediluviano. Acá es cuando uno cree que tenía toda la razón Sergio Fajardo cuando, respondiendo a una pregunta sobre los páramos del país, dijo que la respuesta se encontraba fácilmente en Google.
El mundo es otro a partir del desarrollo de las TIC’s y no podemos seguir formando a jóvenes para el mundo de antes porque les frustramos doblemente: no logran terminar su bachillerato por las absurdas exigencias en el aprendizaje, y más tarde descubren que ese conocimiento es absolutamente inservible.
Cuál será el pensum ideal tanto para los tiempos que corren como para los que vienen, donde el avance de la inteligencia artificial pondrá en graves aprietos a la mayor parte de la masa laboral en el mundo entero. Es un hecho que desde que se inició la era de la sociedad del conocimiento – de eso hace ya más de 50 años – se dio inicio a una transformación en el enfoque formativo, pasando de la época en que las personas estudiaban para “ser” (doctores ilustres) a “hacer”, vino así el boom de los institutos tecnológicos.
Creeríamos que, en lugar de ahondar en las intrincadas fórmulas químicas, físicas y trigonométricas – que bien podrían ser electivas – sería de mucho mayor provecho dominar dos y tres idiomas, jugar magistralmente en todo lo relacionado con el mundo digital (especialmente en marketing); adquirir gran pericia en la dirección de empresas, en su manejo financiero, en negociación, así como en el desarrollo de habilidades comunicativas. Debemos preparar a los jóvenes para que sepan crear y dirigir empresas, no para ser obreros y empleados.
Sólo dos colegios en Colombia uno en Bogotá (San Bartolomé La Merced) y otro en Pasto (San Francisco Javier), ambos de padres jesuitas, han comenzado a rediseñar su estructura curricular reorientándola a un modelo centrado en el desarrollo de las habilidades de los alumnos y no en rellenarles la cabeza de contenidos y referencias de una cantidad de asignaturas porque para eso vivimos en el mundo de la información. Así ahora sus salones no tienen pupitres sino puffs y cojines, las aulas son laboratorios de aprendizaje para razonar, discernir y desarrollar pensamiento crítico, donde se reta al estudiante a que con sus habilidades aborde los grandes temas de interés. No existen las asignaturas o materias como las conocimos, se atienden 60 alumnos con tres profesores y el alumno puede salirse cuando quiera. Pronto este modelo será adoptado por todos los colegios. Es un pecado, por decir lo menos, seguir sacando bachilleres atestados de fórmulas inútiles, pero sin mayor capacidad y espíritu creativo para que conecten bien con los tiempos que corren. Hay que enseñarlos a entender y no a memorizar