EMPRESARIAL | DECÁLOGO PARA FRACASAR

1. Monte un negocio por descarte y no por convicción. Es común que algunas personas que se autodenominan emprendedores opten por constituir una empresa porque en un momento de arranque emocional, así se le ocurrió. No hizo estudios de mercadeo, no miró la competencia, ni el futuro del negocio, ni las tendencias de los consumidores y clientes. Su socio es un amigo, generalmente con la misma profesión, que está desempleado o insatisfecho en el trabajo. Inténtelo, invierta sus ahorros y endéudese y antes de un año hablamos. ¡Buena suerte!

2. Actúe sólo por el instinto. La intuición es una muy buena consejera, pero no es suficiente y en toda actividad se necesita de una planeación, que algunos la llaman estratégica. Pero confíe sólo en su modelo de administración y no construya una misión, una visión y unos objetivos claros de su negocio. Usted es sabelotodo y no necesita la asesoría de ningún experto.

3. Contrate a quien quiera. Es su negocio y usted puede contratar a quien quiera. Al recomendado, a su compinche de toda la vida, al hijo del compadre y al novio de su hija. Haga caso omiso a la selección por competencias y contrate a su equipo de trabajo al hojímetro, sin ninguna prueba sicotécnica. Lleve de directivo y dele mando a su primer retoño porque necesita simplemente trabajar y ganar experiencia. Para usted es puro cuento que el éxito depende de la capacidad para conformar un equipo de alto rendimiento, conocedor como nadie en su respectiva área del tema asignado.

 4. Base su modelo de administración y gestión en la “hora nalga. Es decir, confórmese a que la gente cumpla con su horario, llegue puntualmente y se vaya a la hora determinada. No importa que las metas y objetivos se vayan aplazando indefinidamente.

 5. Para eso le pago. Jamás haga un reconocimiento verbal o económico a los más talentosos que además de cumplir con sus metas, demuestran lealtad y compromiso con la empresa. El salario pactado y el pago de las obligaciones laborales de ley es suficiente y antes agradezca que tiene trabajo. No construya un plan de carrera, de promoción interna y de crecimiento personal y profesional. Eso es para la gran empresa, para los altruistas. El negocio es mío. El que se quiera ir que se vaya, que en la calle hay bastante gente y más barata…

 6. Actúe con el corazón, nada más. Esta persona no me da resultados, pero pobrecita, tiene hijos y está endeudada. Démosle por enésima vez otra oportunidad. Cambiémosla de puesto y enviemos a Juan al archivo, aunque donde está lo hace bien.

7. Convierta la caja en plata de bolsillo. Para lago me ha de servir esto, pues al fin y al cabo yo he invertido en ella. Gíreme de ahí para el mercado, para la salud prepagada, para la gasolina y para el arreglo del carro. Y también deme 300.000 para un almuerzo que tengo. Y para las flores del cumpleaños de mi esposa y para el regalo del ahijado…

 8. No haga seguimiento. Eso para qué. Cada día trae su afán. Cada quién sabe lo que tiene que hacer. Si en este mes nos fue mal en el próximo nos recuperamos. Para qué preocuparnos por lo que ya pasó.

 9. No innove ni esté a la vanguardia. Esto siempre ha funcionado así y ahí vamos. Tampoco visite la competencia, ni piense en hacer alianzas estratégicas, ni mire nuevas posibilidades de negocios. No salga de la oficina, no se oxigene intelectualmente, no asista a foros ni a seminarios. Con lo que sé es suficiente…

 10. El marketing para qué. Nuestro producto se vende solo. Ya llevamos varios años y nos hemos ‘mantenido’. Con los pocos que nos conocen es suficiente y para qué gastar en expertos en mercadeo, eso es una botadera de plata.

Si cumple usted al pie de la letra este decálogo de la antiempresa bien puede tener la seguridad de que fracasará en muy corto tiempo.

Deja tu Comentario

Your email address will not be published.