La preocupación de una madre por las preguntas que le haría el DANE a su hija en materia de explotación sexual, a través del Colegio, merece toda nuestra atención (se trata de la Encuesta de comportamientos y actitudes sobre sexualidad en niños, niñas y adolescentes escolarizados – ECAS 2016). Si bien es absolutamente necesario que el país cuente con información para la toma de decisiones sobre los asuntos que afectan el bienestar de niños, niñas y adolescentes, al definir los métodos para obtenerla debemos reflexionar sobre sus implicaciones éticas y, especialmente, sobre el cuidado de los menores de 18 años.
En primer lugar, hay que tener en cuenta que la Resolución N° 8430 de 1993 del Ministerio de Salud establece que para que menores de edad participen en procesos de recolección de información es obligatorio contar con el consentimiento informado de la persona que ejerza su patria potestad o representación legal.
Adicionalmente, la Resolución pide que a los menores de 18 años se les explique claramente y se cuente con su aceptación para ser sujetos de la investigación. En este orden de ideas, lo primero que cabe resaltar es que los padres y madres deben poder saber cuál es el objetivo de la encuesta, qué tipo de preguntas incluye, quién y cómo se va a realizar la aplicación, cómo se van a manejar los datos, de qué manera se va a divulgar la información obtenida y qué posibilidad tienen de aceptar o no que su hijo o hija participe en el proceso. Así mismo, los padres deberían saber cuáles son las inquietudes o dudas que puede despertar un cuestionario de este tipo en su hijo o hija, y cómo se pueden preparar para manejarlas.
En segundo lugar, vale la pena tener en cuenta la preocupación genuina de las directivas docentes. Es de vital importancia asegurar que, una vez hecha la encuesta anónima, a sus alumnos se les ofrezca la información necesaria para que, dado el caso, ellos puedan recurrir a una red de apoyo. A través de esa red se debe poder identificar situaciones que les incomodan o les generan malestar o curiosidad. Ahora bien, las preocupaciones de madres, padres y directivas docentes también revelan un aspecto positivo: que en el país la ciudadanía está cada vez más informada sobre sus derechos y está más dispuesta a participar en las decisiones que le afectan. Esta participación es fundamental
cuando se trata de investigaciones que involucran menores de 18 años, más aún en este caso, que se realiza a cerca de 145.000 escolares sobre un tema tan sensible como lo es la sexualidad y, sobretodo, cuando se indaga por experiencias relacionadas con delitos de abuso o explotación sexual.
El debate que ha suscitado esta encuesta, evidencia nuevamente la preocupación que hay en torno al manejo de los temas relativos a la sexualidad de niñas y niños, y la urgente necesidad que tenemos las personas adultas de formarnos para abordar estos asuntos de manera efectiva.