Debemos ser parte de la solución, con la solidaridad que demanda este momento de pandemia, manteniendo el empleo de nuestros trabajadores, ayudando a mitigar la situación de nuestras cadenas de producción y distribución, honrando nuestros compromisos con los terceros, quienes a su vez necesitan pagar su nómina y evitar la quiebra o la desaparición de sus negocios, y trabajando por mantener el sistema económico sólido.
La crisis que se ha gestado ahora en el mundo no tiene parangón, pues la de hace doce años se suscribió al tema financiero y la de los años 30 del siglo pasado se dio en un marco muy distinto y unas limitaciones que hoy no se tienen gracias a la tecnología y a la democratización de la información, buena o mala, pero que es una realidad y permite saber en segundos lo que pasa en todas partes.
Hay que reconocer que el camino por recorrer todavía es largo pues el objetivo primero es derrotar la pandemia con el menor daño social, económico y lo más importante, en términos de vidas, sea el menor posible.
Lo de ahora marca un antes y un después que está por verse, debido al confinamiento para evitar el contagio, con lo cual perdemos uno de los activos humanos más valiosos: la libertad, que no tiene atenuante ni con el dinero, ni con el poder, ni con la voluntad de nadie.
En el futuro cercano nada será igual por una razón contundente: el mundo sin distinciones perderá un pedazo de riqueza y así todos debemos arrancar de un nivel inferior de ingreso que no es otra cosa que pobreza.
Por eso, los lujos del futuro serán diferentes a los pasados. Y todos deben acomodarse a esa nueva vida. Gobiernos y políticos, empresas y familias y sus integrantes.
Los gobiernos tendrán que poner mayor cuidado a lo social, a la salud, la educación, la calidad del aire, el bienestar y todo lo verde; los votantes serán mucho más exigentes de su dirigencia y el llamado low cost por las nuevas circunstancias cambiará los hábitos de consumo de las familias y las empresas deberán responder a esa exigencia si quieren sobrevivir como condición para ser ganadores, pues muchas no lo entenderán y quedarán tendidas en el camino.
Es lo que se llama reinventarse en un mundo con nuevos “lujos”.
*Destacado industrial nacional