El mundo entero acompaña solidario al pueblo cubano en su intento de liberarse del yugo de una de las tiranías más viejas de planeta. Han sido 60 años de privaciones, de desesperanza, de tristezas y de dolor por cuenta de una ideología política que evidentemente ha demostrado ser un fracaso adonde quiera que llega al poder para eternizarse en él.
Tres generaciones de cubanos no han conocido la felicidad que da la prosperidad que producen los frutos del esfuerzo personal por estudiar y trabajar. A pesar de que la educación es gratuita los logros académicos no se traducen en mayor bienestar pues gana el mismo salario un doctor que un obrero, lo que le quita toda ilusión a prepararse para el futuro, a menos que alguna vez pueda irse a vivir a otro país.
Sin felicidad distinta a la alegría propia del temperamento caribe que por fortuna los acompaña en sus genes han visto pasar décadas y décadas perdiendo sus libertades individuales y colectivas. Los han mantenido encerrados, como ganado, sin poder salir de la isla a menos que lo hagan huyendo en miserables balsas, exponiendo sus vidas, convirtiéndose miles de ellos en carne de tiburón.
Así como no tienen el derecho a movilizarse fuera de la isla tampoco lo tienen para estar informados, no han sabido lo que es la libertad de información y mucho menos a controvertir al sistema político. El paredón de fusilamiento cobró miles de vidas y con ello aterrorizó a la población en los primeros años de la espantosa revolución, luego fue remplazado por la tortura en sus formas más abominables. Muchos cubanos han debido pasar toda su vida presos en las inmundas mazmorras solo por disentir del régimen.
A los castigos a los que la dictadura ha sometido al pueblo vienen a sumarse las duras carencias sufridas como consecuencia del bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos en represalia por las expropiaciones abusivas de que fueron víctimas las personas y empresas norteamericanas establecidas en la isla. El embargo afecta absolutamente a todos los productos y a todas las actividades básicas humanas, como lo son procurarse salud, alimentarse y movilizarse (no hay gasolina).
Todas sus penurias se han multiplicado con la llegada de la pandemia del coronavirus, que redujo el flujo de turismo casi a cero. Sin comida, sin vacunas y sin combustible la población cubana descendió a un nivel de vida tan paupérrimo como jamás lo había tenido. Pero ahora con la llegada de internet y las redes sociales los cubanos cada vez tienen más contacto con el mundo exterior y saben que existe otra forma de vivir, otra forma de gobernar que tal vez mejoraría su calidad de vida.
Entonces comenzó a sonar, y mucho, “Patria y Vida”, una canción que vino a convertirse en el gran grito de guerra del pueblo más oprimido del mundo, en algunos de sus apartes dice:
Hoy yo te invito a caminar por mis solares
Pa’ demostrarte de que sirven tus ideales
Somos humanos aunque no pensemos iguales
No nos tratemos ni dañemos como animales
Esta es mi forma de decírtelo
Llora mi pueblo y siento yo su voz
Tu cinco nueve yo, doble dos
Sesenta años trancado el dominó
Bombo y platillo a los quinientos de la Habana
Mientras en casa en las cazuelas ya no tienen jama
¿Qué celebramos si la gente anda deprisa?
Cambiando al Che Guevara y a Martí por la divisa
Todo ha cambiado ya no es lo mismo
Entre tú y yo hay un abismo
Publicidad de un paraíso en Varadero
Mientras las madres lloran por sus hijos que se fueron
No más mentiras
Mi pueblo pide libertad, no más doctrinas
Ya no gritemos patria o muerte sino patria y vida
Que no siga corriendo la sangre
Por querer pensar diferente
¿Quién le dijo que Cuba es de ustedes?
Si mi Cuba es de toda mi gente
ya se venció tu tiempo, se rompió el silencio
(Ya se acabó) ya se acabó la risa y el llanto ya está corriendo
(Se acabó) y no tenemos miedo, se acabó el engaño
(Ya se acabó) son sesenta y dos haciendo daño
En Cuba no se había visto rebeldía semejante en 62 años. Al momento de escribir esta nota no se sabe qué rumbo tomará la protesta, podría ser que el régimen de nuevo logre acallar al pueblo, pero ya la semilla de libertad se sembró en la sociedad cubana.