LIBRE DE HUMO
Hay tantas fórmulas para dejar de fumar como dietas para adelgazar, y, por lo general, todas o casi todas fracasan por la misma razón: falta de carácter, de decisión, de deseo de hacerlo. Más de uno no ha estrenado aun su fuerza de voluntad y todavía no ha descubierto aquello de lo que es capaz.
Quizás lo único que hace falta es método, técnica, como todo en la vida. Como cuando estamos aprendiendo a nadar y apenas medio nos defendemos en el agua ya no queremos tener instructor, dejando así de lado el dominio de las técnicas para reducir la resistencia del agua y controlar la respiración, con lo que nunca seremos buenos nadadores.
Cuando llevamos algunos meses sin fumar descubrimos que aquello que nos parecía imposible no era más que una tontería igual que cuando os encaprichamos con un mal amor y luego con la perspectiva que nos da el tiempo y la distancia terminamos por reconocer lo equivocados que estábamos con esa elección y que era perfectamente prescindible, no íbamos a morir si lo dejábamos.
Los gobiernos se gastan miles de millones de pesos en campañas antitabaco ue nos ilustran sobre los terribles efectos de este vicio en el organismo. Nos dicen y demuestran que fumar puede provocar todo tipo de males como cambios en la piel; manchas y caídas de dientes; dependencia; osteoporosis; impotencia sexual; embarazos de alto riesgo; problemas de fertilidad; úlceras gástricas y duodenales; enfisema de pulmón y bronquitis crónica; todos los tipos posibles de ACV (accidentes cerebrovasculares); ataque cardiaco y, por si fuera poco: cáncer de pulmón, boca, laringe, esófago, estómago, vejiga, útero, páncreas y riñón. …. Pero seguimos fumando!
Lo más efectivo es que alguien muy cercano te diga: eso no se te ve bien. Ahí entra en juego la vanidad y es de gran ayuda. En estos tiempos donde fumar está prohibido en toda clase de sitios públicos, hacerlo dejó de ser un placer: hay que salir a la calle o a un patio, a fumar solo porque cada vez hay menos fumadores. Tener que salir, como se saca un perro a orinar, es humillante, es mostrarles a los demás
que eres débil de carácter. Todo eso es vergonzoso.
Un consejo: no le conceda mucha importancia a la decisión de dejarlo, no programe fecha de inicio ni se prepare con dulces distractores ni nada de eso. Simplemente no fume un día y al siguiente piense que no se murió por dejarlo y tampoco fume, y así asuma como pequeñas victorias cada día que deje de fumar. Cuando menos piense habrá pasado una semana, y dos, y luego tres meses y un semestre. Cualquier día después se arrepentirá de no haberlo hecho antes, pero no importa.