Las más importantes inventos y estrategias administrativas y de mercadeo han tenido su origen en el ámbito militar, como es el caso de la internet. Por ello en las mejores universidades del mundo se estudian obras como El arte de la guerra, que es un libro sobre tácticas y estrategias militares, escrito por Sun Tzu («Maestro Sun»), un famoso estratega militar chino.
Se trata de un antiguo tratado militar chino que data aproximadamente del siglo V antes de Cristo, y se considera la biblia de los grandes gerentes y responsables de mercadeo, fue escrito unos mil años antes de la obra religiosa. La obra consta de trece capítulos, cada uno dedicado a un aspecto de la guerra y de cómo se aplica a la estrategia y tácticas militares. Durante casi mil quinientos años fue el texto principal de una antología que se formalizaría como los Siete clásicos militares del emperador Song Shenzong en el año 1080. El arte de la guerra sigue siendo el texto de estrategia más influyente en la guerra, así como en las tácticas de negocios y en la estrategia legal, entre otros campos en todo el mundo.
Es bien grande la lista de grandes líderes mundiales que has seguido las directrices dadas por el libro. Es el caso de Napoleón Bonaparte, quien clasificó a sus soldados en 4 tipos de personas:
- Los inteligentes con iniciativa;
- Los inteligentes sin iniciativa;
- Los ignorantes sin iniciativa y
- Los ignorantes con iniciativa.
A los inteligentes con iniciativa, Napoleón les dio funciones de comandantes como generales y estrategas, eran hombres cuya fortaleza no estaba en sus músculos sino en sus ideas.
A los inteligentes sin iniciativa, Napoleón asignó cargos oficiales, los cuales recibieron órdenes superiores para cumplirlos con diligencia. Comprendían bien las instrucciones y así podían acatarlas a plenitud.
A los ignorantes sin iniciativa, Napoleón los puso al frente de la batalla, para que fueran «carne de cañón». Eran soldados absolutamente prescindibles.
Gente ignorante con iniciativa, Napoleón no los quería cerca de sus ejércitos. Un ignorante con iniciativa hace lo que no debe, dice lo que no debe, se enreda con quien no debe, arruina todo lo que toca, y luego dice que no fue en serio.
Un ignorante con iniciativa es capaz de hacer enormes barbaridades y luego disimuladamente, intentará ocultarlas. Hace lo que no debe hacerse, habla lo que no debe, se mete con quien no debe y después dice que no lo sabía.
Un ignorante con iniciativa hace que perdamos buenos proyectos, buenos clientes, buenos administradores. Un ignorante con iniciativa produce sin calidad porque resuelve alterar procesos ya definidos y consagrados.
Un ignorante con iniciativa constituye un enorme riesgo para el desarrollo y el progreso de cualquier empresa y gobierno, porque es extremadamente astuto para ocupar cargos sin ninguna idoneidad.
Existen tantos ignorantes sin iniciativa, mandando sobre hombres inteligentes, que a veces nos hacen pensar que la estupidez es una ciencia.