Juan Carlos de Borbón, quien fuera rey de España por casi 40 años, sale ahora de su país por la puerta de atrás en medio de graves escándalos por acusaciones de blanqueo de capitales y por haberle regalado a su amante Corinna Larsen la suma de 65 millones de euros.
Como era de esperarse en alguien que no repara en semejantes gastos para complacer a su amante, escogió un excelente lugar para huir de la prensa: el hotel Emirates Palace, uno de los hoteles más lujosos del planeta, en el que se ha alojado en varias ocasiones: casi siempre que visita Abu Dhabi –y el rey emérito es un habitual del emirato al menos una vez por año. El hotel es propiedad del Estado y en él los emires agasajan a sus dignatarios invitados.
El Emirates Palace es un resort de 394 habitaciones que posee una de las suites más caras del planeta: 680 metros cuadrados a 12.000 euros la noche. Las más modestas del resto de suites son más discretas: 100 metros cuadrados de lujo total a una tarifa promedio de 800 euros la noche.
El rey habría tenido buena suerte con el destino: hace escasos días que el Emirates Palace ha reabierto sus piscinas y algunos de sus diez restaurantes, dentro de un plan de choque destinado a aliviar el miedo a la pandemia. Igual tendría a su disposición un espectacular complejo, con 1,3 kilómetros de playa privada, y varios restaurantes.
La mayoría de las suites están decoradas en oro y mármol, a todo lujo. El edificio principal tiene piso de mármol expansivo y una gran cúpula estampada arriba, resaltada en oro. El piso del ático tiene seis suites de gobernantes que están reservadas exclusivamente para dignatarios, como la realeza, que es donde se aloja el rey emérito.
Las instalaciones incluyen, además, 2 áreas de spa, más de 40 salas de reuniones, un puerto deportivo, 2 pistas de aterrizaje para helicópteros, un salón de baile con capacidad para 2.500 personas, varias tiendas de lujo y restaurantes internacionales.
El hotel fue diseñado por británicos para imitar los grandes palacios del Islam. Ocupa 84 hectáreas y puede presumir de ser el tercer hotel más caro jamás construido: su presupuesto fue de cerca de 2.000 millones de euros. El hotel, propiedad de los Emiratos, fue gestionado durante 15 años por un holding suizo-alemán especializado en hoteles de lujo para personas de alto copete. Aunque los tiempos cambian, y desde este verano el Empire lo gestiona Mandarin Oriental, superpotencia hongkonesa de los hoteles desmedidos.