El tradicional árbol navideño del Rockefeller Center, en Manhattan, Nueva York, fue debidamente colocado y vestido con 35.000 luces LED y cristales Swarosky, luego de su viaje en un enorme tráiler de 35 metros desde la población de Oneonta. Se trata de uno de esos gigantescos abetos canadienses que han sido sembrados y cuidados especialmente para la celebración de la Navidad.
La tradición, próxima a ser centenaria, inició en la Gran Depresión que vivió la economía norteamericana y mundial en 1929 como un símbolo de esperanza que representa el imperecedero espíritu de la Gran Manzana y su enorme capacidad de resiliencia, como efectivamente lo demostró luego cuando el derrumbe de las torres gemelas y posteriormente cuando el huracán Sandy causó muy graves daños.
Este año tiene un muy especial significado debido a la afectación que ha sufrido Nueva York por cuenta de la pandemia de Covid-19.

El abeto canadiense, de casi 23 metros de alto, fue colocado en el 30 Rockefeller Plaza de Manhattan por una enorme grúa, donde permanecerá mientras es decorado hasta el próximo 2 de diciembre, cuando se procederá al encendido de luces.