Hola, papá, quiero aprovechar este Día del Padre para decirte algunas cosas que no he tenido la oportunidad de contarte. Primero quiero que sepas que te admiro y que sinceramente espero en algún momento de mi vida llegar a convertirme en un ser humano tan valiente y luchador como tú, también me gustaría agradecerte por enseñarme el amor más puro que se puede sentir, ya que aunque no me lo digas siempre con tus palabras, llevas todos estos años demostrándomelo con acciones y con el brillo en tus ojos cada que me llamas hija, me reprendes o me aconsejas, esa mirada tan llena de entrega y amor no debería faltarle a nadie y a mí, gracias a ti, no me ha faltado jamás.
Papá gracias por las veces que me dijiste que no, pese a que querías dármelo todo, pero preferiste enseñarme a conseguir mis metas por mi misma, por las fiestas a las que no me dejaste ir porque tenías miedo de que algo me pasara, por las mañanas que me hacías madrugar, aunque no fuese necesario, porque eso me ha formado y me ha convertido en una persona que sabe aprovechar el tiempo. Gracias por presionarme para que me convirtiera en una mujer brillante y con gran capacidad de pensamiento, por las noches en las que cuidaste mi enfermedad y los días en los que cocinabas mis platos preferidos, por nunca tener pereza o desgano cuando se trataba de enseñarme algo nuevo.
Gracias por darme la vida, por asumir este compromiso aunque tuvieras miedo o no supieras realmente cómo iba a terminar esta aventura, nunca me has abandonado y eso me da ha dado fuerza y valor para salir a conocer el mundo, para lanzarme a nuevas experiencias, porque en el fondo sé que pase lo que pase, siempre podré volver corriendo a ti, por un abrazo y tus palabras llenas de fuerza. No olvido tu forma de hablar, llena de lógica y entendimiento y que en todos mis momentos difíciles has estado siempre presente, apoyándome y ayudándome a buscar la mejor solución.
Eres el mejor papá del mundo y hoy soy lo que soy, gracias a ti. Te amo, papá.
Por: Amérika Guerrero
@adearmame