PORTADA | JUAN K EMPRESARIO ÍNTEGRO

La vida y obra de Juan Carlos Prada es digna de los mayores encomios por parte de la sociedad cucuteña por haber sido signada por su carácter altruista y solidario con todo el que acudía a él en procura de un consejo para sus emprendimientos o para su vida personal.

A no dudarlo fue un gigante en todos los planos en los que se desenvolvió. Ya fuera en el aspecto familiar, donde logró consolidar un hogar ejemplar junto a su esposa Yaneth Santos y sus hijos Perla, Gabriela y Juan Camilo. Con ellos obtuvo las mejores satisfacciones que un hombre pueda tener al haber podido integrar exitosamente su proyecto de vida con su emprendimiento industrial y comercial, creando así una simbiosis que les hizo crecer a todos.

A ellos les transfirió todo el conocimiento adquirido luego de más de 30 años de experiencia, desde que comenzó en 1987 con su pequeño carro de perros calientes y hamburguesas, en la misma esquina del parque Nicolás Colmenares (La Ceiba), donde funciona su célebre restaurante, en compañía de su esposa. Fue la suya una vida dedicada al trabajo y a hacer el bien, siendo considerado por todos sus empleados como el mejor jefe que se podía tener. 

Al momento de su temprana partida de este mundo deja cuatro restaurantes muy bien posicionados en la ciudad, uno de ellos el de Unicentro, al que le gustaba visitar todas las tardes y conversar amenamente con quien se encontrara en los pasillos del centro comercial.  En todos ellos honró cabalmente su lema “Juank es calidad con más sabor”, ese legado y compromiso habrá de mantenerse inalterable por parte de sus sucesores.

Era bien curiosa la manera en que, teniendo todos los motivos para sentirse muy orgulloso por sus logros, era al mismo tiempo un ser de una proverbial sencillez y de una sincera humildad, lo que le concedía un liderazgo natural no muy común. Era eso, precisamente, lo que lo agigantaba ante los demás.

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