Continuando con la gastronomía árabe le toca ahora el turno al muy famoso Falafel, que es una especie de croqueta de garbanzos, cuyo origen es algo incierto, aunque se cree que vino de Egipto, y es un plato muy popular en Oriente Medio, cuyo consumo se ha hecho ahora muy común en occidente, gracias a los restaurantes especializados en comida oriental y vegetariana.
Tradicionalmente se sirve con salsa de yogurt o de tahini, envuelto en pan de pita, tal como se ve en la imagen que acompaña esta nota. No es un plato principal, sino, de entrada.
El término «falafel» viene de la palabra árabe فلفل (filfil), que significa pimiento, y probablemente del sánscrito pippalī.] El faláfel (al menos al estilo de Oriente Medio) está hecho con habas o garbanzos o una combinación de ambos. La variante egipcia, llamada ta`miyya (طعمية), emplea exclusivamente habas, mientras que otras variantes, como la libanesa, emplean exclusivamente garbanzos.
La diferencia entre el faláfel y otras albóndigas es que las habas o garbanzos no se cuecen: simplemente se ponen en agua hasta que se ablandan y luego se trituran (se les puede quitar la piel antes), se mezclan con ajo y una buena cantidad de cilantro, para formar una pasta. Con esa pasta se hacen unas bolas achatadas (con esta forma posteriormente se pueden meter en pan de pita) que se fríen en abundante aceite. En ocasiones puede utilizarse también harina de garbanzo, harina de trigo o pan rallado para dar más consistencia a la mezcla.
Es tan popular el falafel en todo el Oriente Medio que los McDonald los sirven como «McFalafel» en algunos países y se han popularizado gracias a expatriados de esos países. Los expatriados israelíes han popularizado el falafel de garbanzo en grandes zonas de asentamiento israelí o judío, como las áreas metropolitanas de Nueva York y Buenos Aires.
El falafel es una receta árabe muy nutritiva, saludable, económica y deliciosa. La base de esta receta es el garbanzo, que contiene fibra, potasio, Vitamina C y Vitamina B6. Todo ello lo hace un alimento natural muy saludable. La receta es muy fácil de preparar, se suele servir como entrante o acompañamiento de otros platos.
INGREDIENTES
· 1 libra de garbanzo (remojado la noche anterior a la preparación)
· 1 mazo de perejil crespo muy fresco (solo las hojitas, sin los tallos)
· 1 cebolla morada grande o 2 medianas
· Sal, comino y pimienta al gusto
· 1 taza de harina de maíz (Harina PAN o cualquier otra harina de maíz)
· Aceite de oliva ½ taza
· Aceite de girasol para freír
Procedimiento:
- Lavar muy bien el garbanzo y dejar en remojo durante la noche o al menos 6 horas antes de preparar la receta.
- Moler todo en el picatodo (garbanzo, cebolla, perejil, sal, pimienta, comino)
- Amasar esta mezcla para que todos los ingredientes queden bien integrados.
- Agregar la taza de harina de maíz y amasar nuevamente.
- Agregar la taza de aceite de oliva y volver a amasar para que la mezcla quede fácil de manejar.
- Probar el sabor para determinar si falta sal o pimienta y ajustar al gusto.
- Armar bolitas del tamaño de una bolita de ping pong y aplastarlas un poquito.
- Freír en aceite de girasol bien caliente por unos 5-7 minutos o hasta que estén doraditos.
- Servir acompañados de tahine o como acompañante de otros platos.
Por: María Neme Mora Sus