Incómodos en el “más allá” tienen que sentirse personajes tan queridos por los norte santandereanos como Senén Botello Rangel, Julián Caicedo Arboledas o Juan José Yáñez Rey, al escuchar de boca de algún gobernante nuestro afirmaciones tan tajantes y desacomedidas como que ‘el Acueducto Metropolitano de Cúcuta por bombeo va porque va’.
Así respondió ese “líder” a la inquietud que le planteamos algunos ciudadanos en el sentido de que si después de demostrar que la bocatoma y los motores no eran la determinación más estratégica para solucionar el abastecimiento de agua para Cúcuta y su Área Metropolitana, ellos pudiesen estar en la disposición de revisar la determinación tomada.
Escojo esta penosa respuesta para describir lo que hasta ahora ha sido la tercera, o cuarta, o quinta vez que el poder frio de la clase política se impone sobre la razón. Tan osadas resultan sus posturas, que ignoran olímpicamente lo demostrado por Isaac Newton, quien hace más de 300 años describió la Ley Universal de la Gravitación, ley que hoy se mantiene intacta, sin patente y al servicio de la humanidad. Para nuestros efectos esa “máxima” dice así: “El agua corre más fácil para abajo que para arriba”. Ni dos gigantes manifestaciones populares; la primera en la emblemática Represa del Incora y la segunda en La Plaza de Banderas, los hace entrar en razón. Insisten en que es mejor bombearla.
Pues bien lo que inspiró a don Senén no fue otra cosa que identificar unas características geológicas, topográficas e hídricas de una cuenca, las que traslapa hábilmente con unas realidades demográficas y agropecuarias, dando como resultado el Embalse Multipropósito del Cínera. Ahora bien, lo que nunca soñó es que fuéramos tan testarudos y su implementación le tomara no solo el resto de sus días, sino los de sus hijos y hasta nietos.
Para ponernos en contexto, Hidrosogamoso con 9.000 has de espejo de agua equivale a diez Cíneras juntos y su único y de por sí suficiente fin, es el de producir 800 Megavatios de energía. Cínera incluye, además de hasta 300 Megavatios energía hidráulica, propósitos tan claros e irrefutables como:
1- Proveer de agua por GRAVEDAD, de por vida y en cantidades absolutamente ilimitadas a la población actual y futura del área metropolitana de Cúcuta y su área de influencia binacional.
2- Ofrecer riego permanente a 45.000 has de tierra fértil en los valles de los ríos Zulia y Pamplonita.
3- Estandarizar a lo largo del año el caudal de río Zulia en 30 m3/seg. Hoy el río registra picos tan altos y catastróficos como 500 m3/ seg o tan bajos y lamentables como 4 m3/ seg. En ambos escenarios peligra la vida humana y la del río.
4- Disminuir hasta niveles de manejo la sedimentación del río que a hoy tiene prácticamente borrado su cauce aguas abajo.
5- Desarrollo eco turístico con un lago de 900 has apto para deportes náuticos, pesca y recreación.
Los estudios que determinan la viabilidad técnica, financiera y social de la represa Cínera los llevó a cabo la empresa que más sabe de presas en el mundo; Agra Monenco, mientras que los del Acueducto Metropolitano por bombeo los realizó una empresa que nunca en su vida ha construido un acueducto y su destreza se refiere a conducir algo tan diferente como petróleo crudo.
Con esto los cucuteños no tendremos un embalse multipropósito sino que sufriremos las consecuencias de un gran despropósito, que, además de comprometer recursos superiores a los 600.000 millones de pesos, tiene las siguientes implicaciones:
1- Condenar de por vida a Cúcuta, su área metropolitana y la zona binacional al tormento del bombeo, limitando su desarrollo y competitividad.
2- Dejar sin gota de agua al rio Zulia, comprometiendo la estabilidad de la generación termoeléctrica, la producción agropecuaria y la biota del río.
3- Impedir que Cúcuta disponga de servicios públicos económicos y seguros que la impulsen hacia un desarrollo competitivo.
4- En lugar de ser proveedores de energía, con el AMC por bombeo el municipio será el mayor consumidor de la electrificadora regional.