RENOVACIÓN | CIBER APOSTOL

La Iglesia Católica acaba de dar un salto gigantesco hacia su modernización al beatificar a Carlo Acutis, un joven millennial a quien se le denomina “el primer influencer de Dios”, el ciber apostol o el patrón o patrono de la web”. No solo la edad del nuevo santo, sino su contemporaneidad con nosotros y su afición por el internet y las redes sociales, son cosas que sintonizan a la Iglesia con los nuevos tiempos.

Con Carlo Acutis – primer santo con nombre y apellido – la Iglesia refresca su milenario santoral, integrado en su mayoría por hombres muy mayores para sus épocas y de quienes no se tienen referencias mayores a las que traen las sagradas escrituras. Además de la particularidad de tener apellido, es también la primera vez que un santo proviene de un estrato socio económico relativamente acomodado, rompiendo la tradición de que el reino de los cielos está reservado exclusivamente para los pobres.  

El joven Carlo nació el 3 de mayo de 1991 hace tan solo 19 años en Londres, ciudad a la que por razones de trabajo se habían mudado sus padres. Cuando Carlo tenía siete años sus padres regresan a Milán, donde adelanta sus estudios de bachillerato y muestra gran afición por la informática, la cual aplica en la difusión de la palabra de Dios.

En octubre de 2006 Carlo enfermó leucemia del tipo M3. No había ninguna posibilidad de curación. Carlo sabía que se moría, y al ingresar al hospital le dijo a su madre: “De aquí ya no salgo”. Pidió la unción de los enfermos y tres días después del diagnóstico, el 12 de octubre de 2006, falleció en el hospital San Gerardo de Monza, Italia. Antes de saber de su enfermedad, realizó un video en el cual anunciaba su muerte y solicitaba ser enterrado en Asís. Murió el 12 de octubre de 2006, a tan solo seis días de haber ingresado al hospital.

Hasta entonces había sido hijo único, para aliviar el inmenso dolor que su muerte provocaría en sus padres, le anunció a su madre que vendrían más hijos. Efectivamente, a los cuatro años de su muerte nacieron los mellizos Francesca y Michelle, cuando su madre Antonia Salzano tenía 43 años de edad.

El milagro que se le atribuye a Acutis ocurrió en el séptimo aniversario de su muerte. Un niño brasileño, llamado Matheus,  sufría de una terrible malformación congénita (páncreas anular en el páncreas que le impedía alimentarse porque todo lo que comía lo vomitaba). Con ocasión del aniversario llevaron una reliquia de Acutis – un pedazo de pijama – a la que Matheus le regó con todas sus pocas fuerzas que le curara el vómito, cosa que de inmediato ocurrió y Matheus pudo por fin alimentarse sin la necesidad de sueros.

Igual, se considera milagro que, tras siete años de haber muerto, su cuerpo no presenta ningún grado de descomposición. Está tal cual fue enterrado, con sus bluejeans, sus tenis y su campera (chompa) deportiva.

Una de las frases favoritas de Acutis referentes a la sociedad, sobre la que bien vale la pena una reflexión, era: “todos nacen como originales, pero mueren como fotocopias”.

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