Desde el primer disparo que se hizo en la guerra entre Rusia y Ucrania se supo que quien sería el gran perdedor sería Putin, como efectivamente ha venido a comprobarse luego de dos semanas de ataques a Kiev.
Es inconcebible que a Rusia no le basten los 17.2 millones de kilómetros cuadrados que tiene de extensión y necesite apoderarse de los 603.000 de Ucrania. Esto tiene realmente preocupados a Suecia, Moldavia y Finlandia, países que podrían correr la misma suerte de Ucrania por cuenta del afán expansionista del presidente Putin y eso es algo que el mundo actual no puede permitir.
No es exagerada la comparación que se hace de Putin con Hitler y eso es algo que poner muy nervioso al mundo entero. Las armas que tiene Putin son bien diferentes a las que usaba Hitler y esto es algo que ha movido a todo el planeta a tomar medidas dirigidas a “pararle el macho” a Putin.
Tal es el grado de seriedad con el que el mundo se ha tomado el tema que, Alemania, nación que al terminar la segunda guerra mundial- que ella había provocado – había tenido que dejar de manejar grandes ejércitos y cualquier carrera armamentista, determinó que había llegado el momento de abandonar su pacifismo y retomar la carrera militar. El primer paso fue destinar 100.000 millones de euros para equiparse rápidamente y preparar hombres para la guerra. Esta es una cifra que es 2.5 veces el presupuesto ruso para sus asuntos militares. Alemania es un país infinitamente más rico que Rusia y no está dispuesto a que nadie lo sorprenda con una aventura militar expansionista.
La reacción de Estados Unidos y Europa estrangulará en pocas semanas a la economía rusa, que en pocos días ha visto cómo el rublo ha perdido más del 30% de su valor en el mercado mundial. Sin hacer un solo disparo los países de occidente, junto a los árabes y Japón, le han cerrado todas las salidas a la economía rusa.
La exclusión de Rusia del sistema internacional de mensajería financiera conocido como SWIFT (Sociedad para las Comunicaciones Interbancarias y Financieras Mundiales) es un golpe demoledor para ese país al convertirlo en un paria financiero mundial, alguien con quien nadie quiere hacer negocios por la imposibilidad de que los pagos fluyan con la normalidad y seguridad que las transacciones internacionales requieren.
En un acto de soberbia intolerable en estos tiempos, Rusia ha causado y se ha causado a sí misma una profunda herida que tardará décadas en cicatrizar completamente, la confianza entre el mundo y Rusia ha quedado minada y eso es algo que no se reconstruye tan rápidamente. La economía rusa sufre un golpe demoledor, que quizá aún no se note mucho, pero en cuestión de pocas semanas comenzará a sentirse. Y mucho. Será, sin duda, la gran perdedora de esta absurda aventura guerrerista.