El padre San Benito fue el creador de las reglas por las que se guiaban los monasterios en Italia (Reglas Benedictinas).

Eran todo un manual y una de ellas consistía en guardar reposo después de la «Sexta hora» que para nosotros es el mediodía, que es la hora de más calor donde se agotaban las fuerzas a los monjes encargados de labrar el campo, cultivar y las labores domésticas.

Había entonces que descansar y respetar el descanso de los demás, para recobrar energías y seguir así con la jornada.

El quinto punto de la norma decía: «5. Después de la sexta, cuando se hayan levantado de la mesa, descansen en sus camas con sumo silencio, y si tal vez alguno quiera leer, lea para sí, de modo que no moleste a nadie». Así se originó la palabra «sextear» o «guardar la sexta», que después por el uso popular se reformó en «Sestear», «Sestiar», y por esas cosas de nuestro lenguaje terminó como: «guardar la siesta o hacer la siesta».

Por: Gloria Eugenia Valero Mora