Las decisiones son elecciones de vida. Toda decisión interfiere en la manera como afrontamos la vida y puede tener un impacto positivo o negativo en nuestro futuro, sacándonos o manteniéndonos en nuestra zona de confort.
Cuando algo nos reta nos pone en situaciones desconocidas y esto puede generarnos temor, pero esto solo puede ser resuelto revisando tu interior. Si cada vez que necesitas decidir sobre una situación comienzas a preguntarle a la gente cercana que es lo que debes hacer, vivirás sujeto a lo que los demás piensan y creen que es lo correcto, sin respetarte a ti mismo. Esto te irá apartando momento a momento de lo que es importante para ti, haciendo que cada día te vuelvas más inseguro, temeroso y desdichado, por esto es mejor conectarte únicamente con aquello que tú verdaderamente quieres.
¿Sabías que casi todo el mundo sufre de algún tipo de inseguridad? Sí, así es. Este es el producto de la cantidad de ideas preconcebidas que tienes acerca de lo que eres, de lo que te rodea, de lo que te gustaría ser o de lo que crees que deberías ser. Nadie se escapa de esto, ya que venimos con una programación ancestral unida a la programación que vamos teniendo de todas las experiencias desde el momento de la concepción, hasta el día de hoy. Normalmente esta programación está en nuestro inconsciente y es la que termina finalmente tomando el control; esto produce muchas incongruencias internas, tensiones y sufrimientos que te afectan emocional y físicamente, provocando un desgaste energético enorme que puede ser evitado si aprendes a manejar las situaciones.
Si tienes alguna duda solo tienes que enfocarte en comprender qué es lo verdaderamente importante en tu vida. En el momento de decidir tenemos que comunicarnos de manera sincera con nosotros mismos, observando nuestros pensamientos y los sentimientos que estos pensamientos nos disparan, porque si solo nos quedamos en la mente nos confundiremos y no lograremos tomar una decisión acertada.
No debemos olvidar que nuestros sentimientos son los que nos guían hacia lo que realmente queremos, ellos son la brújula que nos indica si nos estamos respetando o no. Cuando nuestros pensamientos y sentimientos están enfocados en la misma dirección tendremos coherencia con lo que pensamos y entonces nos sentiremos seguros para tomar una decisión. Cuando piensas una cosa que no te hace sentir bien, eso normalmente te está indicando que debes revisar esos pensamientos porque no están en consonancia contigo, o existe alguna creencia escondida en tu inconsciente que no te está permitiendo tomar la decisión sobre lo que realmente quieres. El conocernos a profundidad y reconocer nuestra historia nos permite ubicarnos y descubrir esas creencias que nos están limitando y que no nos dejan pensar con claridad y aprender a tomar decisiones por nosotros mismos.
Por: Gladys Franco Ruiz