SOCIEDAD | Por muchos años, quizá desde los tiempos de Adán y Eva, se dijo que “si hubiese algo mejor que el sexo, ya lo habrían inventado”. Esa expresión era todo un dogma universalmente aceptado… hasta hace unos pocos años, ahora el tema pareciera estar revisándose por cuenta de los tiempos que corren, en donde la tecnología nos atrapa más y más.
Sabemos que el sexo reduce el estrés, mejora la presión arterial y la autoestima, rejuvenece la piel, favorece el descanso, evita la neurosis, bloquea los dolores y nos trae mil beneficios más para la salud física y emocional. Pero, ingratos que somos, pese a la gran cantidad de aspectos positivos, además de la diversión y el placer, muy pronto dejaremos de practicarlo. Un estudio realizado por el profesor David Spiegelhalter, de la Universidad de Cambridge, ha vaticinado que el fin de las relaciones sexuales: será en 2030. O sea, ya!
Según revela la investigación de Spiegelhalter, el promedio de encuentros sexuales entre parejas era en 1990 de cinco al mes, una cifra que disminuyó a cuatro en el año 2000 y a tres en 2010. Es decir, en 20 años la frecuencia ha bajado un 40%. Si seguimos así, en 2030 las parejas no van a tener ningún encuentro sexual. Grave cosa.
Para mayor soporte a esta teoría, un estudio científico realizado por la Universidad de San Diego, California, refuerza este vaticinio al concluir en una investigación que los millennials tienen menos sexo que el que practicaban sus padres a su misma edad! Toda una tragedia. Quienes eran jóvenes en las décadas de los 60´s, los 70´s, 80´s y 90’s vivían casi que exclusivamente en función del sexo. Por él trabajaban, ahorraban, se casaban, progresaban, eran felices, luchaban, se esforzaban.
La tecnología, las series y las redes sociales son las culpables del desplazamiento del interés en complacer al departamento inferior del cuerpo por estar concentrados en el departamento superior (la mente). Ahora aplazamos un delicioso encuentro por atender primero el whatsapp y terminar los capítulos finales de una apasionante serie en Netflix. Esto, sin duda, es una desgracia para la humanidad, su supervivencia puede estar en peligro en los siglos venideros.
Spiegelhalter culpa de todo esto a la tecnología. Décadas atrás no disponíamos de tablets, móviles ni redes sociales y dedicábamos más tiempo a estar con la pareja. Ahora, preferimos quedarnos en casa y ver el último capítulo de la serie que nos gusta o pasarnos horas navegando por internet.
Según la psicóloga Jean M. Twenge, profesora de la misma universidad, es toda una paradoja que mientras las redes sociales nos proveen grandes facilidades para comunicarnos y estar en contacto con la gente, la tecnología nos ha conducido a un ocio unipersonal en el que las relaciones con los otros son cada vez más difíciles. Lo peor es que entre esos “otros” está nuestra pareja. Muchos tiene a su celular como la única fuente de información y conocimiento, el smartphone es Dios, es el aire sin el cual no pueden vivir.
Para evitar un trágico final será mejor comenzar a hacer jornadas de desconexión, primero de quince minutos, luego media hora y después una hora. En el entretanto juguemos a redescubrir esa experiencia maravillosa que es el sexo, es la forma en que podremos enderezar el contrasentido de que mientras el planeta se calienta, los terrícolas se enfrían.